Los cambios que sufren los órganos y tejidos durante el proceso de envejecimiento no deben considerarse como un problema de salud, sino como variables anatomofisiológicas normales. Con el envejecimiento aumentan los riesgos de desarrollar enfermedades crónico-degenerativas como las cardiovasculares, la obesidad y la diabetes.
Alimentarnos implica ser capaces de seleccionar y preparar los alimentos de manera adecuada, y la dieta recomendable debe incluir en los tres tiempos, frutas y verduras, cereales y leguminosas, así como una pequeña cantidad de alimentos de origen animal. En cada tiempo la dieta debe ser:
Completa: con todos los nutrimentos.
Equilibrada: que los nutrimentos guarden una proporción adecuada entre sí.
Suficiente: que cubra las necesidades para tener una buena nutrición y un peso apropiado.
Adecuada: acorde a los gustos y cultura de quien la consume, en función de la edad, sexo, peso, raza, estatura y estado fisiológico.
Inocua: que su consumo habitual no implique riesgos para la salud, es decir, que esté exenta de microorganismos patógenos, toxinas y contaminantes.