Cómo detectar esta enfermedad en los abuelos que cuidan de los nietos
Adoro a mi mamá y mi papá, pero con mis abuelos tengo una relación muy especial. Su cuidado, sus mimos y su paciencia conmigo y con mi hermana, hacen que me sienta feliz a su lado. Mis abuelos son mis segundos papás y sé, que sin su ayuda, todo sería mucho más difícil.
Desde que nací, mi mamá ha encontrado en ellos todo el apoyo que necesita para cuidar de nosotros y convertirnos en unos niños sanos y felices. Pero ella tiene miedo de que ese apoyo y esa ayuda puedan ser perjudiciales y repercutan en su salud.
Estos días, coincidiendo con el Día Internacional de las personas Mayores, que se celebra cada primero de octubre, en casa hemos estado reflexionando sobre el papel que juegan los abuelos en las familias de hoy en día.
Según datos de la OMS, en el mundo existen 600 millones de personas de más de 60 años, lo que significa que su labor cada vez es más importante en el desarrollo de la sociedad.
El papel crucial de las personas mayores no se limita a los países en vías de desarrollo. En España por ejemplo, el cuidado de personas dependientes y enfermas (de todas las edades) es en su mayoría llevado a cabo por personas mayores (especialmente mujeres mayores). El promedio de minutos ocupados por día en la provisión de esos cuidados aumenta exponencialmente con la edad de los cuidadores: 201 minutos si el cuidador pertenece al grupo de edad 65-74 y 318 minutos si su edad es 75-84 – comparado con sólo 50 minutos si el cuidador está en el grupo de edad 30-49 (Durán H, Fundación BBVA, 2002).
Tales contribuciones al desarrollo sólo pueden ser aseguradas si las personas mayores disfrutan de adecuados niveles de salud para los cuales políticas apropiadas deben ser adoptadas. En línea con el Plan de Acción Internacional de Madrid, La Organización Mundial de la Salud lanzó en 2002 un documento “Envejecimiento Activo – Un Marco de Políticas”, describiendo sus criterios y perspectivas para un envejecimiento saludable a lo largo de toda la vida.
Estos son datos extraídos de la web de la Organización Mundial de La Salud y mi mamá dice, que nos sirven para tener muy en cuenta la necesidad de velar por este colectivo que tanta falta nos hace.
Una de nuestras mayores preocupaciones, es evitar que estas personas caigan en lo que se denomina “síndrome del abuelo esclavo”. A veces, nos tomamos a broma esta patología, pero no deja de ser una enfermedad, que afecta, sobre todo, a mujeres mayores expuestas a una sobrecarga tanto física como emocional y que desemboca en graves desequilibrios.
La psicóloga Encarni Liñan describe muy bien, en la web www.psicologia-online.com, los signos que debemos tener en cuenta para detectar este síndrome y evitar que las abuelas enfermen.
Manifestaciones físicas
Hipertensión arterial.
Padecimientos metabólicos como la diabetes.
Sofocos, taquicardias, dificultad para respirar,mareos, hormigueos, desvanecimientos, (molestias paroxísticas).
Cansancio (debilidad y decaimiento).
Caídas fortuitas.
Manifestaciones emocionales
Malestar general, disconfort.
Ansiedad.
Tristeza, desánimo, falta de motivación.
A veces sentimientos de culpa por su malestar.
En momentos de crisis piensan en el suicidio como única salida.
La clave de todo está en buscar un equilibrio saludable. Para los abuelos es positivo estar con sus nietos, sentirse útiles y volcar su cariño y su experiencia en ellos. Pero el exceso de responsabilidad y la obligación física y moral debe quedar al margen de esta relación. Muchas mujeres son afortunadas por tener a su lado a una madres voluntariosas y entregadas, por lo que la mejor recompensa posible es velar por su salud y dejar que juegue el papel que quiera jugar.
Adoro a mis abuelos y quiero que ellos sean tan felices como yo lo soy cuando estoy a su lado. Mamá se ha marcado como objetivo buscar ese equilibrio saludable para todos. Estoy seguro de que lo conseguirá.
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