“No todo en geriatría se limita a demencia o depresión”, coincidieron expertos en una conferencia en el marco del 6° Congreso Latinomericano y Del Caribe organizado por la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. Es que los ancianos también son susceptibles a sufrir trastornos de ansiedad, pero los síntomas, en esta etapa de la vida no se verbalizan del todo sino que más bien se confunden con manifestaciones somáticas.
“Hay falta de reconocimiento de esta enfermedad en los adultos mayores”, explicó a DocSalud.com el Dr. Julio Nemerovsky, médico geriatra y miembro de la SAGG. Sin embargo estas patologías son muy frecuentes y pueden generarse por factores de preocupación propios de la edad como la enfermedad y la muerte.
Según expresó el Dr. Rodolfo Liceaga, médico psiquiatra que también participó de la mesa redonda, existen distintas causas que pueden dar origen a la alteración del estado de ánimo en esta etapa de la vida. Entre ellas están las cardiovasculares (por una angina de pecho, infarto agudo del miocardio o arritmias); las respiratorias (EPOC, neumonía, edema pulmonar) y las neurológicas (demencia, parkinson y esclerosis múltiple).
A su vez, Nemerovsky agregó que algunas sustancias e incluso ciertos medicamentos típicos son capaces de provocar ansiedad. Entre las primeras está el alcohol. Mientras que dentro del segundo grupo se hallan algunos antiarrítmicos y remedios para el parkinson.
Pero como los síntomas, en lugar de ser verbales tienden a ser somáticos, “se deben descartar patologías orgánicas antes de iniciar un tratamiento”, apuntó Liceaga para luego agregar que la ansiedad puede presentarse en conjunto con las afecciones corporales.
Entre este tipo de trastornos, está el del estrés postraumático, que puede generarse, según explicó Nemerovsky, por una caída, ya que a esa edad, los huesos son frágiles y un accidente simple puede llevar a una fractura de cadera. “Es probable que el paciente nunca se olvide del dolor que sintió en ese momento”, agregó el psiquiatra.
Medicar, un desafío para la geriatría
“Los adultos mayores de por sí, son pacientes frágiles, y cuando alguien frágil se expone a una patología, se vuelve vulnerable. Esto también repercute desde lo psíquico”, indicó Nemerovsky.
En ese sentido, las crisis de pánico en esta etapa son más frecuentes de lo que usualmente se piensa. Y según indicó el geriatra, medicar a los ancianos acarrea muchos problemas para el profesional de la salud.
“Si el paciente posee una crisis de pánico aguda, vamos a necesitar tratarlo con benzodiacepinas (como el clonazepan o diazepan), que actúen de manera rápida y poderosa. Pero si lo que padece es un trastorno de ansiedad crónico, este tipo de drogas van a generar un deterioro mayor en el anciano, como la pérdida de memoria y de equilibrio, lo que puede generar caídas”, sostuvo Nemerovsky.
Por otra parte, los trastornos amnésicos que derivan de la toma de medicamentos ocurren porque normalmente “cualquier ansiolítico no debe ser usado por más de seis meses, pero el empleo de estos fármacos, en el país y en el mundo, se extiende por mucho más tiempo”.
Una alternativa a las benzodiacepinas es la etifoxina, un fármaco empleado en Francia desde 1995, aprobado este año en nuestro país. Este remedio se prescribe a personas con un cierto nivel de ansiedad, pero que a su vez, poseen la necesidad de mantener una vida activa, como por ejemplo un conductor de un vehículo o un profesional.
“Evidentemente, si este fármaco tiene menos posibilidades de generar deterioro amnésico o pérdida de equilibrio, puede ser apto para los pacientes en esta etapa de la vida”, concluyó el geriatra.
Via docsalud.com
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