Uno de los sucesos más desafortunados que pueden acontecer a una persona mayor, motivado por razones múltiples, como alteraciones de la vista, mareos, distracciones, trastornos perceptivos o un entorno agresivo -zonas de excesivo trasiego, donde la gente camina muy deprisa y hay mucho bullicio-, es la “caída”.
Partiendo del hecho de que caerse es peligroso para cualquier persona y a cualquier edad (al tratarse de algo imprevisto), las caídas son más frecuentes en determinados grupos de población, por ejemplo, los niños, por su ímpetu y falta de madurez a la hora de valorar los riesgos de sus actos, y los mayores, debido a factores, como los indicados más arriba.
Un 30% de las personas mayores de 65 años y un 40% de los mayores de 80 años se caen cada año en nuestro medio.
Las causas de las caídas son múltiples: entorno hostil, falta de adaptación de la vivienda, razones médicas como lipotimias, mareos, dificultades en la marcha, alteraciones del equilibrio, dificultades en la movilidad por artrosis, dolor, etc.