La jubilación es aquel periodo en el cual, por convenio, a partir de una determinada edad, las personas se retiran de la vida laboral activa. En España la edad legal general de la jubilación son los 65 años, pero hay profesiones en las que puede variar; por ejemplo, los mineros se pueden jubilar a los 50 años y en cambio los catedráticos pueden alargar su vida activa hasta los 70. Esto hace que la edad media de la jubilación en nuestro país sea a los 63 años. Actualmente se está debatiendo la posibilidad de alargar la edad de jubilación a los 67 años.
La jubilación marca el fin de la vida laboral, en la que hay un rol social muy concreto, con unas actividades y unos hábitos de uso del tiempo muy marcados y una productividad efectiva. El cambio de estos hábitos, prolongados durante más de 40 años en la mayoría de los casos, suele ser brusco y es un acontecimiento anhelado y, sin embargo, temido también. Es anhelado porque representa el descanso, el poder usar el tiempo como nos apetezca, el poder disfrutar del ocio a nuestro antojo; y es temido porque no sabemos qué hacer con tanto tiempo libre y puede darnos la sensación de no valer ya para nada.
De repente los horarios de trabajo, de descanso, de ocio y de sueño, entre otros, no se adaptan a la vida actual, lo que produce una perturbación del equilibrio mental y físico con repercusiones sobre la salud y el carácter. Esto se produce a la vez que se da una ruptura de las relaciones profesionales, un cambio en las condiciones de la vida social y una modificación en las relaciones con los que convivimos diariamente. El hecho de pasar más tiempo del habitual con otras personas hace que puedan replantearse muchos afectos.
Respecto las condiciones financieras, la pérdida de una parte de los recursos económicos, dado que las pensiones suelen ser más bajas que los ingresos percibidos durante la vida laboral, conlleva la alteración del poder adquisitivo.
En la vida cultural y el ocio la persona jubilada pasa de una situación en la que dispone de poco tiempo para dedicar a las distracciones a una situación con mucho más tiempo libre, apareciendo una nueva perturbación en el equilibrio del individuo. En nuestra sociedad, por desgracia, la mayoría del ocio es caro y ya hemos dicho que los ingresos de los jubilados suelen ser limitados.
Sin embargo es posible que la jubilación sea realmente una época para disfrutar del tiempo de descanso, si intentamos mantener una buena preparación tanto física como, sobre todo, psicológica. Hay una serie de normas importantes que es importante tener en cuenta:
Cuidar la salud: Ya desde antes de la jubilación es conveniente insistir en unos hábitos de vida saludables, vigilando la alimentación (baja en grasas, rica en fibra y calcio y con un nivel adecuado de proteínas), eliminando el consumo de tabaco, moderando o eliminando la ingesta de alcohol, disminuyendo el consumo de café y otros excitantes y aumentando la hidratación con agua y zumos naturales.
Ejercicio: Dependiendo de los hábitos previos, es importante seguir con el ejercicio que ya se realizaba, quizá de forma más progresiva o con menor intensidad. Si no se realizaba antes, conviene iniciar una actividad progresiva, aeróbica, regular y que, sobre todo, resulte placentera.
Mantener la mente en forma: Leer, realizar pasatiempos (sudoku, crucigramas, sopas de letras, etc.), aprender nuevas habilidades como pintar o cantar, proseguir estudios o iniciar nuevos… Todo es bueno para la gimnasia cerebral.
Mimar la vida social: Una vez se ha producido la retirada de la vida laboral es imprescindible mantener los contactos sociales con familiares y antiguos compañeros de trabajo, así como cultivar nuevas amistades y recuperar antiguas; en definitiva, sentir que seguimos perteneciendo a una sociedad y que ésta sabe que existimos.
Via .mapfre.com
Con la tecnología de Blogger.