El daño causado por la respuesta inmune, que no el virus en sí, es el responsable de la mortalidad en mayores que contraen la infección
La gripe común es una infección estacional causada por un virus que, de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa cada año entre 250.000 y 500.000 muertes en todo el planeta –y entre 1.000 y 4.000 decesos anuales en nuestro país–. De ahí la necesidad de las campañas de vacunación frente al virus, muy especialmente en aquellas personas que, caso de los niños, los enfermos crónicos y los mayores, tienen una menor capacidad de respuesta a la infección.
De hecho, hasta un 90% de las muertes atribuibles al virus se producen en la población mayor de 65 años. Un hecho que, quizás, se explique porque la vacuna solo sea eficaz en un 40% de esta población. Y asimismo, porque el organismo de los mayores no actúe de una forma eficaz frente al virus. Y es que como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.), el responsable de la muerte en los mayores que contraen la gripe no es el virus en sí, sino el daño causado por la respuesta inmune frente a la infección.
Como explica Akiko Iwasaki, directora de este estudio publicado en la revista «Science», «nuestro estudio muestra que las personas mayores podrían ser más susceptibles a la gripe porque no pueden ofrecer una respuesta antiviral adecuada».
No es el virus
En el estudio, los autores analizaron el efecto del virus de la gripe sobre las células del sistema inmune de personas jóvenes y mayores, observando que la secreción de interferones –proteínas sintetizadas por el organismo para combatir los agentes patógenos, caso de los virus– era significativamente inferior en los individuos más longevos. Es decir, las personas mayores tienen una respuesta inmune de menor intensidad frente al virus.
Es más; con objeto de confirmar este hallazgo, los investigadores utilizaron un modelo animal –ratones– en los que se imitaba esta respuesta inmune reducida de las personas mayores. Y para ello, emplearon técnicas de ingeniería genética para bloquear algunos de los genes que posibilitan la detección de la gripe por el sistema inmune. El resultado fue que el virus, ‘invisible’ para las defensas del organismo, podía replicarse a sus anchas.
Y esta mayor replicación del virus, ¿conllevó la muerte de los animales? Pues no, por lo que los autores concluyen que, en realidad, la causa de la mortalidad asociada a la infección es el daño provocado por la respuesta inflamatoria del organismo frente el virus.
Como indica Akiko Iwasaki, «en nuestro estudio observamos que la replicación del virus era por sí misma insuficiente para matar al ratón. Por tanto, para que esta muerte tenga lugar se requiere la respuesta del huésped».
¿Nuevo enfoque terapéutico?
Concretamente, la respuesta inmune frente al virus viene mediada principalmente por los neutrófilos, tipo de glóbulo blanco activado por los inflamasomas y responsable de la respuesta inflamatoria para combatir la infección. El problema es que, a la vez que combaten el virus, estos neutrófilos e inflamosomas –un complejo multiproteico implicado en las respuestas inflamatorias más ‘agresivas’, por lo general reservadas para luchar frente a las infecciones más virulentas– también destruyen el tejido pulmonar.
Como apunta Akiko Iwasaki, «si lo que hemos observado en los modelos animales también ocurre en los humanos, entonces en lugar de intentar bloquear la replicación viral deberíamos dirigir el tratamiento hacia las células inmunes que están destruyendo los pulmones».
No en vano, concluye la directora del estudio, «el empleo de fármacos dirigidos a la inflamación, ya sea bloqueando los neutrófilos o las enzimas pro-inflamatorias de los inflamasomas conocidas como ‘caspasas’, podría prolongar la supervivencia de las personas mayores con gripe».
Via abc.es
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