Las personas que llegan a los 80 años sin enfermedad cardiovascular son más propensas a sufrir los efectos de la demencia que un ataque al corazón o un derrame cerebral, según un estudio publicado este lunes en 'Journal of the American College of Cardiology'.
En un pequeño grupo de participantes, también se vio una asociación entre cero o bajos niveles de depósitos de calcio que bloquean las arterias y un bajo riesgo de eventos de demencia y cardiovasculares, lo que sugiere que los factores de riesgo cardiovascular que llevan a la enfermedad cardiaca coronaria también podrían afectar al cerebro.
Métodos de prevención y tratamiento de enfermedades del corazón cada vez más exitosos han dado lugar a vidas más largas, lo que a su vez crea una mayor población de personas mayores en situación de riesgo para la demencia. En Estados Unidos, la demencia afecta principalmente a personas mayores de 75.
Los investigadores de este estudio se centraron en personas mayores de 80 años para determinar si los niveles de calcio en las arterias coronarias predecían el riesgo de muerte y de demencia y enfermedad coronaria. A partir de 1998, evaluaron a 532 participantes del Estudio de Salud Cardiovascular-Estudio de Cognición cada año hasta 2013 en busca de signos de demencia.
También se midió el calcio en las arterias coronarias, es decir, los depósitos que pueden estrechar las arterias y aumentar el riesgo de ataque al corazón. Las personas con niveles de calcio en las arterias coronarias de cero mostraron signos de demencia en promedio poco más de siete años a partir de la medición inicial frente a un promedio de poco más de cinco años para aquellos con puntuaciones de calcio en las arterias coronarias de más de 400, que es el nivel más alto.
"Este trabajo valida la fuerte tendencia en la literatura, la cual demuestra un importante vínculo entre la enfermedad cardiovascular y la demencia", afirma el editor jefe de 'Journal of the American College of Cardiology' Valentín Fuster. "Estamos aprendiendo que los estados de la enfermedad están estrechamente relacionados", añade.
Este estudio está limitado debido a que el tamaño de la muestra era muy pequeña teniendo en cuenta que muy pocas mujeres (13 por ciento) y casi ningún hombre presenta puntuaciones de calcio coronario de la arteria de cero en este grupo de edad más avanzada. Una limitación adicional es que se trata de un análisis observacional, lo que significa que es imposible determinar la causa y el efecto.
Según los investigadores, los resultados de su trabajo sugieren varios escenarios. El primero es que la prevalencia de demencia en la población de edad avanzada es probable que aumente a medida que la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiaca coronaria mejoran y se eleva la longevidad de la población general.
"A medida que la edad del primer ataque al corazón sigue subiendo, la demencia será una comorbilidad importante y afectará a las decisiones de tratamiento y los resultados", apunta Lewis H. Kuller, autor principal del estudio y profesor emérito del Departamento de Epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.
Un segundo escenario es que una puntuación de cero o muy baja de calcio en la arteria coronaria se asocia con un bajo riesgo de demencia, pero debido al tamaño pequeño de la muestra, estos resultados deben ser replicados en otras investigaciones de personas mayores.
Un tercer escenario es que los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo y no hacer ejercicio conducen al desarrollo de la aterosclerosis y la enfermedad cardiaca coronaria. Finalmente, también podrían afectar a la progresión de la patología del cerebro, como el riesgo de demencia.
"Si el retraso o la prevención de la aterosclerosis resultan en la reducción o ralentización de la progresión de la enfermedad cerebral y posterior incidencia de la demencia, entonces existe el potencial de impactar de manera importante en la reducción de la mayoría de la demencia en edades muy avanzadas", afirma Kuller. "Se necesita probar esta hipótesis modificando sustancialmente los factores de riesgo, retrasando la progresión de la aterosclerosis y determinando si este efecto reduce sustancialmente la incidencia de la demencia y la neuropatología específica entre los pacientes de mayor edad", agrega.
Via canarias7.es
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