Investigadores de la Universidad de Toronto, en Canadá, han observado en las personas mayores que tienen problemas para dormir pequeños cambios en su cerebro que podrían asociarse a un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares y otros trastornos como la demencia, según los resultados de un trabajo publicado en la revista 'Stroke'.
Aunque el propio estudio no es concluyente, se suma a otras evidencias científicas que han demostrado que "el sueño de buena calidad es importante, especialmente cuando las personas envejecen", ha explicado Andrew Lim, que ha liderado la investigación.
En el trabajo incluyeron a 315 pacientes a los que se monitorizó su actividad durante varios días, incluyendo sus momentos de sueño, y cuando fallecieron, con 90 años de media, los investigadores analizaron sus cerebros para identificar anomalías que sólo pueden detectarse durante la autopsia.
Casi un tercio mostraron evidencias de golpes y casi dos tercios tenían al menos una región cerebral con daños moderados a graves en sus vasos sanguíneos.
Y al analizar sus horas de sueño, vieron que quienes lo tenían más fragmentado tenían un mayor riesgo de presentar endurecimiento en las arterias cerebrales y de tener tejido cerebral dañado por falta de oxígeno, ambos síntomas observados en pacientes con el ictus y problemas de memoria.
Es posible, según ha explicado Lim, que "despertarse continuamente por la noche pueda provocar un aumento de la presión arterial" y acabe dañando sus vasos sanguíneos. Además, la apnea del sueño juega un papel clave a la hora de mantener con oxígeno al cerebro.
No obstante, reconoce que el trabajo no es suficiente para afirmar que estas dificultades para dormir hayan sido las causantes del daño cerebral observado, o que por contra sea dicho deterioro el responsable de los problemas de sueño.
Via infosalus.com
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