Los pacientes mayores son a menudo excluidos de los ensayos clínicos, lo que impide conocer a fondo cómo les afectan las medicinas. Investigadores suizos lideran un proyecto financiado por la UE para determinar la forma de reducir la sobredosis de tratamientos innecesarios que les son prescritos.
“Más del 60% de los pacientes mayores de 65 años ingresados en los hospitales tienen polifarmacia”, dice Nicolas Rodondi, profesor de Medicina Interna en el Hospital Universitario de Berna, en referencia al término médico para las prescripciones de múltiples fármacos.
Algunos estudios han encontrado que aproximadamente el 30% de las hospitalizaciones y el 20% de los costos de salud innecesarios en los ancianos son el resultado de órdenes farmacológicas duplicadas, innecesarias, o de alguna otra manera, inapropiadas.
“Nos encontramos en una situación en la que en cada década se prolonga la vida”, afirma Jürg Schlup, presidente de la Federación de Médicos de Suiza. “La gente también se mantiene más saludable gracias a las mejoras en el tratamiento de enfermedades crónicas. Y es ahí donde nos encontramos con el peligro de un exceso de medicalización”.
Optimización de la terapia
A principios de este año, Rodondi y un equipo de expertos de seis países de la UE respondieron a un llamado del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea para investigar el problema del exceso de medicalización en los ancianos. Recibieron 6,6 millones de € (7,2 millones de francos) para desarrollar un programa de ‘software’ que genere recomendaciones médicas personalizadas para pacientes de edad avanzada.
El estudio OPERAM (Optimización de la terapia para prevenir las hospitalizaciones evitables en ancianos multimórbidos) es el primer proyecto de salud de Horizonte 2020 dirigido por Suiza. Se centrará en 1 900 pacientes de 75 años o más, de todos los países participantes.
Los investigadores desarrollan un ‘software’ para identificar los medicamentos que pueden ser inapropiados para los pacientes en cuestión, ya sea porque carecen de indicaciones específicas, debido a que interactúan negativamente con otras drogas o porque una dosis incorrecta ha sido prescrita.
El trabajo también podría revelar si el plan de salud de los pacientes omite medicamentos importantes.
“Diseñamos un ensayo para probar si una combinación de intervenciones podría no solamente disminuir la polifarmacia, sino también mejorar los resultados clínicos en los ancianos, por ejemplo, con la reducción en el número de hospitalizaciones y con el aumento de la calidad de vida de los mismos”, explica Rodondi.
El especialista y su equipo esperan que, además de mejorar la vida de los pacientes, el proyecto OPERAM ahorre a cada país participante millones de euros por año en los costos de la atención médica.
Problema global
Rodondi también participa en una iniciativa llamada smartermedicine.ch, establecida en 2014 bajo la dirección de la Sociedad Suiza de Medicina General Interna. Los expertos han desarrollado una lista de cinco procedimientos que los médicos suizos deben evitar, a menos que sean absolutamente necesarios, para mejorar el bienestar del paciente y evitar “intervenciones inútiles”.
‘Top 5’ de smartermedicine.ch
1. Una evaluación radiológica de un paciente que ha tenido dolor de espalda no específico durante menos de seis semanas.
2. El PSA (antígeno prostático específico) prueba para detectar el cáncer de próstata, sin discutir los riesgos y beneficios con el paciente.
3. La prescripción de antibióticos para infecciones menores de las vías respiratorias superiores.
4. Una radiografía de tórax durante la evaluación preoperatoria, en ausencia de cualquier síntoma de patologías en el pecho.
5. El uso a largo plazo de los inhibidores de la bomba de protones para los síntomas gastrointestinales sin utilizar la dosis efectiva más baja.
El proyecto OPERAM pretende ir un paso más allá de smartermedicine.ch mediante la investigación de la manera en que los cambios en la medicación afectan a la salud de los pacientes con base en 18 tratamientos diferentes.
¿Cuántas pastillas al día?
Rodondi dice que en Suiza, la prescripción excesiva hace que muchos pacientes mayores tomen hasta diez diferentes tipos de medicamentos cada día.
Pero, ¿cómo sucede esto? ¿No es obvio cuándo no se necesita un medicamento o un tratamiento? De hecho, hay varias causas comunes de la polifarmacia, y el proyecto OPERAM pretende abordar cada una de ellas.
La coordinación de la atención es un aspecto: los tratamientos de los médicos generales no necesariamente están armonizado con las prescripciones de los especialistas o los aplicados durante la hospitalización.
A veces, la causa del exceso de medicación se origina en los propios pacientes; muchas personas se sienten más seguras cuando salen de la consulta con una receta en las manos. Por ejemplo, el insomnio es una queja común de los adultos mayores y los pacientes a menudo solicitan ayuda de su médico. Pero los efectos secundarios de los fármacos incluyen mareos y pérdida de equilibrio, lo que puede aumentar el riesgo de caídas y lesiones graves en pacientes de edad avanzada, explica el galeno.
Rodondi dice que la prescripción de antibióticos para infecciones no bacterianas - como un virus de la gripe - es otro ejemplo común.
“Se pueden hacer dos cosas: decir al paciente que tiene una infección viral, que vaya a casa, tome algún medicamento para reducir los síntomas y espere a que desaparezca la infección. O bien, darle antibióticos, y entonces la gente está feliz con el médico. Pero entonces se tienen otros problemas, como la resistencia a los antibióticos o más efectos secundarios”.
La adaptación de datos
Una de las razones del exceso de medicalización es que todavía hay mucho desconocimiento acerca de los pacientes ancianos con más de una enfermedad, y sobre cómo los afectan las diferentes intervenciones. Para empeorar las cosas, esos pacientes son a menudo excluidos de los ensayos clínicos, dada la preocupación de que sus múltiples condiciones podrían distorsionar la exactitud de los resultados.
“Solo el 2% de los ensayos clínicos incluyen a personas con más de una enfermedad, aunque esto signifique el 60% de las personas mayores de 65 años”, puntualiza Rodondi.
Añade que esa falta de datos suficientes es agravada por el hecho de que, a diferencia de otros países como Dinamarca, Suiza no tiene un repositorio central de datos de atención médica.
En cambio, los datos de la asistencia sanitaria en Suiza están descentralizados y se mantiene separados por diversas instituciones o aseguradoras médicas, lo que dificulta la coordinación de la investigación.
En junio, un Programa de Investigación Nacional (PNR) denominado ‘Un sistema de salud mejor adaptado para los retos del futuro’ fue puesto en marcha con un presupuesto de 20 millones de francos, para hacer frente a este problema. Uno de sus objetivos es mejorar la disponibilidad, accesibilidad y comparabilidad de los datos médicos.
Envejecimiento de la población
La búsqueda de soluciones a los retos asociados con la atención médica para personas mayores es especialmente importante en países industrializados como Suiza, donde la población envejece. En 2014, había cuatro suizos de entre 20 y 64 años por cada uno de 65 o más. En 1860, la proporción era de 12 a uno.
La edad promedio en Suiza está aumentando principalmente debido a que la tasa de natalidad está disminuyendo. Hoy en día, el número promedio de hijos por mujer es de 1,5, frente a 2,5 en los años 1940 y 1950.
Parte del fenómeno del envejecimiento de la población también es atribuible al aumento de la esperanza de vida a escala mundial en los últimos 50 años. Los suizos están entre las personas más longevas del mundo: en 2014, la esperanza media de vida era de 81 años (hombres) y de 85 (mujeres).
Via swissinfo.ch
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