Cómo atender la demencia en la vida cotidiana

miércoles, 25 de noviembre de 2015 · Posted in

Para cuidar de un familiar que sufre de demencia es importante no utilizar un lenguaje infantil

El alzheimer transforma a los pacientes en otras personas, y eso hace que el día a día sea todo un desafío para sus familiares más directos. ¿Cuál es el mejor modo de comportarse? ¿Existen recursos básicos que ayuden a que la vida cotidiana sea más llevadera? A continuación, algunos consejos que pueden ser de utilidad.

- Quienes padecen Alzheimer no dejan de ser personas adultas. Es importante tener esto en cuenta, ya que si bien pueden llegar a mostrar algunos comportamientos infantiles, no dejan de ser adultos a los que hay que dirigirse como tales. Hablarles como si fueran niños no ayuda y puede resultar humillante.

Además, es muy útil no andarse con vueltas y decir las cosas de un modo directo. Eso puede ayudar a la comprensión. Por ejemplo, pedirle a la otra persona que ponga la mesa puede ser demasiado. Es mejor pedírselo en pasos pequeños y concretos.

Para los afectados puede ser muy difícil entender palabras que a todos les parecen obvias. Por ejemplo, puede ser que no relacionen la palabra "tenedor" con el objeto, por eso es bueno señalar directamente el objeto cuando se quiere decir algo al respecto.

Tener un buen gesto y mostrar proximidad hacia la persona que sufre Alzheimer también puede tener buen efecto. Los pacientes perciben las emociones, y el cariño es importante, incluso en estadios avanzados, aunque ya no reconozcan a su esposa o le digan "mamá" a su hija. Pese a eso, pueden sentir que esa persona les demuestra afecto y que les tiene cariño. Tal vez no sepan quién es, pero la estiman.

Hay experiencias que le harán bien al paciente y le generarán buenas sensaciones, tanto como a cualquiera. Bailar, por ejemplo, es una muy buena actividad. La música es algo que se recuerda durante mucho tiempo.

Y no sólo las actividades "especiales" o de "tiempo libre" les hacen bien. También es bueno que participen en las tareas del hogar o que tengan "encargos" para el día. Si alguien antiguamente trabajaba con muchos archivos, se le puede pedir por ejemplo que perfore hojas y las ordene en carpetas. Desde luego, el resultado no debe importar. Lo primordial es que la persona se sienta a gusto haciendo esa actividad.

Es más, es fundamental no criticar ni señalarle al paciente lo que está haciendo mal. Al contrario, es bueno decirle qué es lo que está funcionando muy bien.

Recuerde que los ambientes de la casa deben estar bien iluminados, porque la demencia tiene consecuencias para la vista y con el tiempo los afectados perderán el sentido de la orientación.

Llegada esa fase, es muy útil colocar símbolos en las puertas o cintas lumínicas en el suelo para que por la noche pueda ir al baño.

Muchos tienen miedo de que la persona no encuentre el camino de regreso a casa o que no haya apagado la cocina al salir. Pero hoy en día existen muchísimos recursos, desde la tecnología, para reducir esos miedos.

De todos modos, en algún momento la vida en casa se hace imposible. Y llegado ese punto es importante que nadie se sienta culpable ni se haga reproches. Muchos prometen que se harán cargo de la persona que sufre el problema y que no dejarán que pase sus días en un instituto especializado. Pero cuando los familiares comienzan a ver afectada su propia salud, es bueno tomar medidas.

La convivencia puede generar irritabilidad y un fuerte agotamiento. Dado el caso, es bueno admitirlo. Además, el hecho de que el afectado sea ingresado en un hogar de ancianos no significa que los familiares no se ocuparán más de él. Es más: si se dejan de lado las tareas cotidianas y los tironeos constantes, el vínculo probablemente pueda recuperar momentos de alegría.

Fuente: informe21.com

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