En ella podemos realizar, de forma más sosegada y minuciosa, infinidad de actividades que nos han estado vedadas durante la vida activa laboral u ocupacional, debido a las prisas y ajetreos propios de nuestra civilización.
Para poderla saborear, antes que nada resulta necesario prepararse para la jubilación, bien sea del trabajo o de la responsabilidad de madre de una familia completa. Una entrada adecuada en esta etapa de madurez, puede facilitar extraordinariamente la realización plena en la misma.
"Vivir a tope", en el sentido auténtico y profundo del lema, es un deseo aplicable a cualquier edad
No obstante, es particularmente idóneo como compromiso y estilo de vida en el tramo final de la existencia de cada persona.
Para ello, todo ser humano tiene que asumir los cambios que se van estableciendo no sólo en el organismo, sino también en el entorno, a lo largo de la historia de cada cual. Forman parte de la aventura humana y constituyen su esencia, su misterio y su acicate.
Si queremos lograr que nuestro vivir sea una verdadera realidad y no un atontarse en la reproducción de unos estilos de vida apresurados y asfixiantes, debemos tener presentes algunas normas de vida mínimas, sencillas y eficaces.
Seleccionar y potenciar aquellas cosas que tienen sentido para uno y dedicarles el tiempo y atención necesarios, se imponen en primer lugar. No se trata únicamente de huir de la ociosidad y ocupar el rato, sino de dar contenido a lo que hagamos.
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