Ni el alzhéimer hará que te olvides de tu canción favorita

lunes, 6 de abril de 2015 · Posted in

El pasado siempre está ahí. Puede presentarse en forma de primer amor adolescente o en forma de amargo recuerdo. Sin embargo, todo ese mapa de la memoria se pierde debido al alzhéimer. Por ello, terapias como la de Música para Despertar ayudan a los pacientes afectados por esta enfermedad a recuperar recuerdos a través de los sentimientos que experimentan cuando escuchan su canción favorita

Entre las últimas áreas que desaparecen en el cerebro dañado por el alzhéimer se encuentran las encargadas de la memoria musical y la capacidad de sentir emociones. Uno no puede evitar apretar la mandíbula y tragar saliva cuando ve a Paco llorar mientras los recuerdos le vuelven tras escuchar 'Mi carro', de Manolo Escobar. El anciano se emociona y le agradece el regalo a Pepe Olmedo, psicólogo sanitario y músico.

Proyecto 'Música Para Despertar'

Junto a Pepe están Mar Olmedo (neuropsicóloga), Álvaro Cabezuelo (psicólogo y músico) y Noemí Álvarez (psicóloga sanitaria y bailaora). Ellos forman parte de Música Para Despertar, uno de los proyectos seleccionados por Think Big Jóvenes y Fundación Telefónica. «Después de escuchar y tocar mucha música, de vivir día a día con ella, por así decirlo, y debido al tiempo que estuve trabajando y después como voluntario psicólogo en el Centro de Mayores Cáxar de la Vega, vi una necesidad muy grande de manejar los trastornos de comportamiento de algunos de los residentes, y así posibilitar la reducción de la terapia farmacológica, efectiva, pero con elevados efectos secundarios», explica Pepe.

Después llegaba un vídeo procedente de EEUU, donde están usando la música, a través de unos cascos, para 'despertar' cosas en los pacientes, «y fue en ese momento cuando quedamos entusiasmados y empezamos a probar los efectos en nuestros pacientes, así como acercarnos al tema desde un punto de vista científico, haciendo análisis de investigaciones relacionadas». Además, opina que es «necesario concienciar, pero también es necesaria gente que se motive por su trabajo, que le ponga ganas, y que le ponga amor». Reciben material y donaciones en forma de reproductores de Mp3 y auriculares, tanto de particulares como de grandes superficies.

La memoria, tan impertérrita como escapista, deja en abandono a las personas cuando la vida sacude sus últimas décadas. Ese exilio del recuerdo, no reconocerte en el espejo. «Aunque ya no recuerden el nombre de sus hijos o su fecha de nacimiento, sí recuerdan sus canciones, sus letras y sus melodías. Por tanto, notamos qué canciones tienen mayor efecto que otras, ya que el brillo de sus ojos y la sonrisa espontánea que aparece, o un suspiro en un momento dado, nos indican que canciones han puesto banda sonora a su vida».
Los protagonistas

María, Paco, Paz, Nati, Lucía, Rosario, Liana. Todos ellos están siendo espectadores de su propia vida sin saber quiénes son los actores de una obra de nunca acabar donde un hijo hoy es un primo y un vecino, un completo desconocido. Por eso, cada caso requiere de una atención personalizada, como cuenta Pepe: «Cada persona es un mundo y requiere de nosotros una involucración concreta». Uno de los casos más llamativos fue el de María, de 85 años. Pepe y su equipo se la encontraron llorando y bastante nerviosa. Todo cambió cuando empezó a escuchar 'Strangers in the night' y salió a caminar. «Lloraba y gritaba, lo pasaba muy mal, llamaba a su madre, le costaba andar con rapidez... Y, de repente, al empezar a escuchar a Frank Sinatra, se levantaba y se ponía a bailar, sonriendo y caminando bastante mejor de lo que podía hacerlo normalmente», rememora.

Como en el ya mentado caso de Paco, de 89 años, cuando se emociona con 'Mi carro'. ¿Sabía Paco, en este caso, que sus recuerdos se fueron marchando poco a poco y es por eso por lo que siente emoción y pena a la vez? «Pues sí —responde Pepe Olmedo—, lo creemos y lo comprobamos, ya que no dejan de decirnos lo mucho que se pierde o que ya no valen ni para escuchar música (al menos los que aún pueden comunicarse, como en el caso de Paco, aunque mucho de lo que diga no tenga coherencia)». El hombre, por otro lado, va por los pasillos pensando que todavía está al cuidado de sus cabras. «El corazón no se pierde y las emociones siguen ahí».

Al igual que Rosario, de 104 años. Ella no padecía ningún tipo de demencia, solo sordera, y había estudiado piano, violín y solfeo. «Su caso era muy especial, porque amaba la música tremendamente, y eso se notaba en su cara y en las cosas que nos decía al escuchar su música y lo mucho que disfrutaba sus sesiones. Cuando escuchó 'Amapola' fue algo maravilloso, por ver su mirada y escucharla cantar dulcemente la canción». Por desgracia, Rosario falleció recientemente. «Pudimos llevarle su música hasta el último de sus días, literalmente. De hecho, ella ya se encontraba en un estado diferente, parecido al coma, pero con momentos donde se encontraba más despierta. Pocos días antes de morir pudimos compartir con ella uno de esos momentos y escuchar cómo cantaba 'Amapola' por última vez y reía a carcajadas viendo nuestra alegría y vernos cantar junto a ella».

Aprendizaje y desarrollo

Por lo tanto, ¿qué le queda como legado al que perdió su maleta de vivencias? ¿Cómo reaccionan ante este sistema? Olmedo continúa detallando el proyecto. «Ellos se dejan llevar y nos agradecen enormemente las sesiones, y resulta increíble cómo cada vez nos reconocen mejor, y a los aparatos que usamos, cuando su memoria se suele encontrar ya muy deteriorada». Eso, efectivamente, crea vínculos afectivos que no dejan indiferente el equipo, como pasa en muchas ocasiones. «En ocasiones nos aguantamos el nudo en la garganta, en otras nos fundimos en un cálido y fraternal abrazo, y en otras somos nosotros los que les agradecemos a ellos, por hacernos disfrutar tanto y por ser como son».

Otra pregunta surge: ¿cómo verán al equipo de Música Para Despertar? Está claro que los roles cambian cuando una familia tiene que cuidar a un pariente con alzhéimer, pero en con Pepe, Mar, Álvaro y Noemí, que no son familia, ¿son confundidos con hijos, sobrinos, nietos? «No es que nos confundan con algún familiar, o incluso con su marido, que también, más bien se dejan guiar es por las emociones, ya que eso no se pierde», contesta Pepe para añadir después que «cuando ven a su familia real, muchas veces no son capaces de reconocerlos, pero al verlos aparecen las emociones que a ellos tienen asociadas, y ese torrente de emociones hace que sepan que son importantes para ellos, parte de su familia, por todo el cariño que ellos también sienten. Por lo tanto, cuando nos ven, al fin y al cabo, es como si vieran a alguien de su familia, lo cual es maravilloso», aclara el músico y psicólogo.

Falta de ayuda

¿Puede ser tan desesperada la situación entre el enfermo y los familiares que lo que se busca es acabar con el sufrimiento de la forma más rápida y menos dolorosa posible para todos? «Aquí culpo a la falta de ayuda que tienen los familiares y cuidadores, aparte de muchos profesionales. Vivimos en la era de la información y, parece mentira: tenemos tanto acceso a tanto conocimiento que resulta muy complicado encontrar la información correcta que el paciente necesita. El cuidador debería poder tener un mayor acceso a terapia para ellos mismos».

El alzhéimer es una enfermedad dura y difícil, y es necesario guiar a través de la enfermedad, «explicando los diferentes síntomas que irán apareciendo y explicando las mejores maneras de manejar estos problemas y poder conseguir que la enfermedad avance lo más lento posible», analiza Olmedo. «La verdad es que el proyecto ha estado muy bien recibido desde el primer día, hemos tenido las puertas abiertas y la ilusión de muchas personas por ver lo que la música está consiguiendo».

Via gonzoo.com

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