La clave para vivir más y mejor es adoptar un estilo de vida saludable, lo que incluye la dieta, la actividad física y el manejo de las emociones. El llegar a anciano en buen estado de salud requiere de una conducta y compromiso toda la vida.”Hay muchas investigaciones que han demostrado que llevar una alimentación saludable y mantener un estilo de vida activo se asocia con un menor deterioro y menos riesgo de padecer enfermedades“, resumió al respecto Rosa López Mongil, coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Para conseguir beneficios, dieta equilibrada y ejercicio habitual “han de ir de la mano“, continuó la especialista, pero la realidad es que hoy en día suele llevarse adelante una vida contraria, con poco movimiento y comida de más.
“Conseguir un patrón de alimentación sano pasa, en primer lugar, por reducir“, apuntó Miguel Ángel Martínez, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra e investigador del CIBERobn.
“En muchos experimentos hechos en animales, la frugalidad de la dieta es lo que más se ha asociado a la longevidad. Por eso, en un mundo donde se rinde tanta pleitesía al hedonismo y habitualmente se come mucho más de lo que se necesita, lo primero es la reducción”, resaltó. Sobre todo de “productos procesados y ultraprocesados, bebidas azucaradas -no sólo los refrescos, también los zumos-, bollería industrial, dulces, mantequilla, nata...”.
Por el contrario, hay que introducir en la dieta más “frutos secos, aceite de oliva virgen, verduras y hortalizas frescas de todo tipo, legumbres o pan integral. Y apostar más por el pescado que por la carne“, sintetizó.
En cuanto al ejercicio, la clave es establecer una rutina e ir progresando de manera gradual. “Hay que empezar por cinco minutos“, comentó López Mongil, y a partir de ahí ir sumando de a poco.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos de edades comprendidas entre los 18 y los 64 años dediquen al menos 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada. Si el ejercicio es ya más intenso, entonces el tiempo puede reducirse a los 75 minutos a la semana.
Sumar dieta y ejercicio en la rutina diaria supone alejar las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, reducir el riesgo de diversos tipos de cáncer y mantener durante más tiempo las capacidades funcionales, entre otras ventajas. Sin duda, el corazón es uno de los grandes beneficiados de la vida activa, pero también el cerebro gana años de bienestar con una dieta y una pauta de ejercicios adecuada.
Los especialistas recordaron así en el Día Mundial de la Salud que para llegar a adultos de manera saludable lo esencial será hacer buena letra durante toda la vida, con una alimentación adecuada y una actividad física suficiente.
Via vitadelia.com
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