Alzheimer: Estimulación física y cognitiva

sábado, 11 de abril de 2015 · Posted in

Los tratamientos que existen para las personas con la enfermedad de Alzheimer pueden ser farmacológicos o no farmacológicos. Existen diferentes medicamentos que ayudan a retardar el avance de la enfermedad, pero está demostrado que los mejores resultados se obtienen cuando se combinan con terapias no farmacológicas.

Los objetivos que se persiguen con esta terapias son el mantenimiento de las capacidades cognitivas, la ralentización del deterioro y  el mantenimiento de la funcionalidad y la autonomía, entre otros. El objetivo final es el de mejorar y/o mantener la calidad de vida de la persona.

Entre las terapias no farmacológicas, encontramos ejercicios de estimulación que detallamos a continuación. Algunas de las actividades que se pueden trabajar con una persona con la enfermedad de Alzheimer, organizadas en áreas de intervención son:


  1.     Memoria. Los ejercicios de estimulación de la memoria se dividirán en los tipos que existen, memoria a largo plazo o remota (MLP), memoria reciente o a corto plazo (MCP) e inmediata. Teniendo en cuenta que las personas con esta enfermedad  recuerdan con más facilidad los acontecimientos más lejanos, trabajaremos en mayor medida con la memoria remota con el fin de mantener estos recuerdos durante más tiempo. Algunos ejercicios pueden ser repetir listas de palabras (M. inmediata),  leer noticias en prensa y preguntarles por ellas (MCP) o recordar personas de su vida pasada a través de fotografías (MLP).
  2.     Lenguaje. Para realizar ejercicios eficaces se recomienda aprovechar las actividades diarias que se realizan con la persona, los momentos de convivencia. En relación al lenguaje oral, pueden realizarse ejercicios como nombrar los meses del año, evocar series de números, nombrar sinónimos o antónimos, observar y describir fotografías de su pasado o acompañar acciones con lenguaje no verbal. Para el lenguaje escrito y lectura se pueden leer pequeños párrafos de un libro que le interese, redactar algún texto o realizar un dictado.
  3.     Orientación. La orientación es una capacidad que generalmente se pierde de forma temprana en esta enfermedad. Así que los ejercicios deben ser facilitadores. Podemos trabajar la orientación temporal (por ej. disponer de un calendario en la habitación en la que más tiempo pase y en el que indique el día, mes, año y estación. La persona podrá verlo cada día sin que tenga la necesidad de preguntarlo), orientación espacial (por ej. señalar con dibujos las diferentes habitaciones de la casa) y la orientación personal (por ej. crear un diario de vida acompañado de fotografías).
  4.     Atención. La atención se ve muy deteriorada en las personas con la enfermedad de Alzheimer así que podemos realizar ejercicios para mantenerla como por ejemplo buscar objetos concretos entre un grupo de elementos variados, realizar el mismo ejercicio con objetos cotidianos, resolución de laberintos o encontrar las diferencias entre dos imágenes.
  5.     Gnosias. Se trata de la capacidad de elaborar, interpretar y asignar un significado a la información captada por los sentidos. Se pueden realizar actividades relacionadas con los cinco sentidos. Por ejemplo, con la vista, reconocer imágenes o con el tacto, diferenciar diferentes texturas.
  6.     Praxias. La dificultad de realizar movimientos con una intención determinada se ve reflejado en las actividades cotidianas. Actividades como imitar gestos sencillos, realizar una secuencia de movimientos (lavarse la cara) o la terminación de un dibujo incompleto, serán útiles para mejorar y mantener este tipo de actividades.
  7.     Cálculo. La pérdida de la capacidad de cálculo, es decir la pérdida del valor numérico y lo que ello implica en la vida diaria, como por ejemplo ir a comprar al supermercado, perjudicará seriamente a su nivel de autonomía. Por ello, es imprescindible trabajar en este sentido para mantener esta capacidad el mayor tiempo posible. Se pueden realizar muchos tipos de actividades como simular cálculos en casa antes de ir al supermercado, realizar problemas matemáticos acordes al nivel de la persona o entretenerse con juegos que exijan cálculo, como el parchís.
  8.     Esquema corporal. Para mejorar el control postural, podemos realizar ejercicios para diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, instrucciones a realizar con diferentes partes del cuerpo o relacionar prendas de vestir con las partes del cuerpo.
  9.     Estimulación sensorial. Sobretodo en la fase avanzada de la enfermedad, es fundamental realizar ejercicios que impliquen a los cinco sentidos para poder provocar un “despertar” sensorial. Las imágenes llamativas y de colores vivos, la música que les gustaba, darles a probar diferentes alimentos o diferentes olores son algunos ejemplos útiles.
  10.     Estimulación física. Es necesario para que la persona no pierda capacidad física o para mantener su autonomía, realizar actividades físicas relacionadas con la marcha (evitar vida sendentaria, dar paseos…), movilizaciones activas (movimientos de las partes del cuerpo a través de ejercicios físicos o sesiones de gimnasia), movilizaciones pasivas (en fases avanzadas de la enfermedad realizar movilizaciones de diferentes partes del cuerpo para evitar dolor o atrofia) y masajes (masajes suaves para evitar rigidez, problemas circulatorios… El efecto relajante y el contacto físico con el cuidador serán muy beneficiosos).
Via blog.mimohogar.es

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