Demencias y alzhéimer, con la mente en blanco
En el mundo, 35,6 millones de personas sufren algún tipo de demencia. Para 2030 la cifra se duplicará y para 2050 se triplicará, según las proyecciones de la OMS.
Una historia está hecha de recuerdos, pero qué pasa cuando no sabemos de quién es esa cara que está a nuestro lado, cuando no sabemos cómo pedir un vaso de agua porque no recordamos cuál es la palabra que denomina ese tubo transparente lleno de líquido para calmar la sed. Cómo dominar la angustia porque nos encontramos de pronto en un sitio que deberíamos reconocer, pero que de un momento a otro se ha vuelto extraño, cuando los días pasan y ya no dejan huella, como si nuestra memoria fuera una playa permanentemente barrida por el mar.
En las demencias muchas cosas que para la gente sana son normales simplemente se pierden, cosas que definen nuestra identidad, nuestra individualidad, nuestra capacidad de interactuar y de comunicarnos con el mundo. La soledad y el miedo comienzan a acompañar a quienes las sufren y a quienes los rodean. Frente a una enfermedad que aún no tiene cura, el amor, la paciencia y el humor ayudan a llevar la carga. Saber qué son, qué se puede esperar y qué no y tener herramientas para enfrentarlas es la mejor forma para buscar calidad de vida, tanto para quienes la padecen como para quienes los rodean.
La demencia son un grupo de enfermedades neurodegenerativas que afectan la cognición, el lenguaje, el comportamiento y la funcionalidad de las personas que las sufren.
Con el aumento de la expectativa de vida cada vez son más frecuentes. Son más comunes en mujeres mayores de 65 años, aunque hay demencias de inicio precoz, 95% son de origen esporádico y solo entre 2% y 5% son de origen genético.
Hay varios tipos de demencia según sus causas: demencia tipo alzhéimer, demencia frontotemporal, demencia de origen vascular, demencia de origen carencial (falta de nutrientes o vitaminas), demencia de origen infeccioso (como la causada por el virus del sida), por disminución de la hormona de la tiroides no detectada a tiempo, como consecuencia del alcoholismo y demencia secundaria a traumas de cráneo. Algunas, como las causadas por hipotiroidismo, deficiencia de vitamina B12, por hematomas subdurales o por infecciones pueden ser reversibles si se diagnostican y tratan a tiempo.
Alzhéimer
Antes llamada demencia senil, hoy representa casi dos tercios de los casos y se caracteriza por una alteración de la memoria reciente (memoria episódica). A quien la padece se le dice una razón y se le olvida darla, tiene dificultad para grabar un número telefónico, para recordar que hizo el día anterior, una cita o si ha tomado su medicación.
Demencia frontotemporal
Se divide en dos grupos según las funciones que afecta:
Comportamiento: en la demencia frontotemporal comportamental, la persona puede perder la inhibición, el decoro o el tacto social, nunca respetar filas o contarle su vida privada a cualquier desconocido. Hay cambios en los hábitos de higiene y apetencia por las comidas dulces. Otras personas adquieren comportamientos diametralmente opuestos: se vuelven apáticas, pierden el interés, no hacen nada por sí mismas y si se les deja sin atención pueden quedarse inactivos y en cama todo el día.
Lenguaje: esta demencia puede afectar la capacidad de las personas para expresar las ideas o para comprenderlas. Cuando van a pronunciar una frase les queda interrumpida porque no recuerdan la palabra o han olvidado el significado de las mismas y tienen que hablar por señas o el lenguaje se vuelve un torrente de palabras inconexas, que no expresan lo que realmente quieren decir.
Demencia vascular
Tiene su origen en problemas vasculares, sean de la pequeña circulación o de las arterias grandes que van al cerebro. Las personas pueden sufrir infartos cerebrales muy pequeños, silenciosos, difíciles de detectar porque no se pierde conciencia ni fuerza en las extremidades y estos pequeños infartos cerebrales se suman hasta que afectan unas áreas del cerebro importantes para la cognición. Estas personas generalmente tienen factores de riesgo cardiovasculares como el cigarrillo, la obesidad, una vida sedentaria, una alimentación inadecuada y enfermedades arteriales que producen problemas de la circulación.
Detectar a tiempo
Hasta el momento no se ha desarrollado ningún medicamento que cure las demencias, pero sí algunos que logran disminuir la velocidad del deterioro. El éxito de estos tratamientos depende en gran medida de que se consulte cuando está comenzando la sintomatología, en la etapa de trastorno cognitivo leve. “En esta etapa es más importante ver a la persona porque eso es lo que le permite al médico ubicarla en un grupo. Cuando ha pasado mucho tiempo y el paciente llega en un estado muy avanzado de la enfermedad, sucede lo mismo que cuando uno llega tarde a una película muy compleja: no la entiende, no tiene claro qué pasó y trata de sacar conclusiones, pero realmente para entender el proceso demencial uno tiene que ver a la persona desde la etapa inicial”, dice la neuróloga Margarita Giraldo Chica, coordinadora de la Unidad de Demencia del Indec.
Una consulta a tiempo permite un diagnóstico temprano y una terapia de rehabilitación cognitiva adelantada por un especialista en rehabilitación neuropsicológica para que la persona mantenga la actividad mental durante más tiempo. Si se trata de demencias reversibles, al identificar y corregir las causas a tiempo se mejora todo el proceso.
Cambios naturales
El hecho de tener más de 50 años no explica todos los cambios que a veces consideramos normales. La clave consiste en evaluar el estado de la persona con respecto a su condición pasada.
El envejecimiento normal trae cambios en el cuerpo y la mente que implican variación en la forma en que la persona responde, piensa y actúa, pero que no le impiden hacer las cosas por ella misma. Puede disminuir la velocidad del procesamiento de la información, dificultad para recordar o recuperar datos o disminución de la atención alternante, pero al final el proceso se realiza.
Por otro lado puede que el anciano tenga la capacidad de efectuar todas las actividades básicas sin ayuda (bañarse, vestirse, comer, caminar), pero puede presentar dificultad para realizar “actividades instrumentales complejas” como mercar (hay que planear, escoger, llevar el número que necesita, hacer una cuenta correcta); manejar el dinero; perder ubicación espacial en lugares que siempre ha frecuentado; dificultad para saber a qué horas debe tomar su medicación o si ya se la ha tomado o no; repetir varias veces una misma historia en un mismo día o hacer la misma pregunta varias veces sin recordar que ya se la han contestado.
La demencia no es una enfermedad mortal. Puede pasar una década antes de que la persona se deteriore físicamente y las complicaciones suelen estar relacionadas con el hecho de estar postrada en cama.
Lo que ocurre en el cerebro
El beta-amiloide es una sustancia que se acumula y daña las células del recuerdo, avanza a otras áreas del cerebro y causa muerte neuronal. Por ello, puede haber cambios de memoria, comportamentales, alteraciones del lenguaje y la comunicación y en fases avanzadas de la enfermedad, dificultad para caminar o controlar esfínteres.
Mente sana en cuerpo sano
Los estudios muestran que la actividad física ayuda a mejorar el desempeño cognitivo. Una dieta saludable, evitar el tabaquismo, el sedentarismo o tener una actividad mental, también mejoran la reserva cognitiva.
Via sura.com