El alcoholismo en la tercera edad, un problema escondido
¿Ha visto usted alguna campaña que trate de disuadir del consumo de alcohol a jóvenes? Seguro que muchas. ¿Ha reparado en alguna dirigida a concienciar a los ancianos del peligro añadido que entraña el alcohol para su salud? Probablemente ninguna. Pues bien, esa falsa creencia de que el alcohol es un tema preocupante de la gente joven y no de las personas mayores podría estar provocando una "epidemia silente" entre este segmento de población, como aseguran los autores de un reciente estudio.
La falta de atención al alcoholismo en la tercera edad se está traduciendo en diagnósticos equívocos que, como no podía ser de otra manera, son germen de futuras complicaciones. Aunque la tendencia en los medios de comunicación sea alarmar sobre el consumo abusivo de bebidas alcohólicas entre la juventud, la realidad es que el propio sistema no permite detectar fácilmente a las personas mayores que ingieren bebidas etílicas de forma exagerada.
Un trabajo publicado en el 'British Medical Journal' trata de destapar este problema asegurando que el alcohol consumido en la tercera edad está claramente relacionado con trastornos físicos evidentes, y la agravación del problema será inevitable si no se toman medidas urgentes a tiempo.
Este tipo de adicciones no suelen descubrirse facilmente. Estas personas son más reservadas a la hora de comentar sus excesos con esta droga líquida y adémás los médicos desconfían menos de los ancianos que de la gente joven. Todo ello, unido a que casi nunca queda constancia escrita de los malos usos del alcohol entre ancianos, hace que el control sobre este tipo de sujetos sea mucho más dificultoso. Factores sociodemográficos como ser varón o tener pareja también pueden influir en que una persona mayor abuse del alcohol.
Las tablas existentes para evaluar si una persona es o no alcohólica no deberían aplicarse a personas de edad avanzada. No es razonable asumir que los cambios metabólicos propios del anciano no afectan a la absorción del alcohol; concretamente, a estas edades el organismo se hace más sensible a esta droga. Así, "cantidades equivalentes de alcohol provocan mayores subidas de tensión en la gente mayor", aseguran los autores de la revisión.
Otra consideración es que los ancianos no tienen apenas complicaciones legales, sociales y laborales que limiten el consumo de bebidas etílicas, aunque sí que sufren trastornos fisiológicos más graves a causa de su alcoholismo que las personas más jóvenes. De hecho, el Instituto Nacional de Alcoholismo y Abuso del Alcohol (NIAAA) estadounidense recomienda no tomar más de una bebida alcohólica al día a partir de los 65 años.
Una cuestión importante para diagnosticar correctamente a este tipo de pacientes es contextualizar su consumo, su 'vida alcohólica' en dos palabras. De haber sido un gran bebedor o no dependerá que se descarten o se certifiquen ciertas impresiones del especialista que estudia a un paciente.
Efectos
El consumo de alcohol por la gente mayor se relaciona generalmente con problemas físicos, psicológicos y cognitivos. También se traduce en una mayor tendencia e enfermar (morbilidad), a tener una peor imagen de uno mismo, visitar con frecuencia al médico, padecer trastornos depresivos, obtener menor satisfacción en pareja y tener menos lazos sociales que los abstemios.
Otro tema de interés tratado en la revisión se refiere a las supuestas virtudes terapéuticas del consumo moderado de alcohol. Según varios estudios, los potenciales beneficios para la salud de esta sustancia residen en una reducción del riesgo de padecer enfermedades coronarias, ictus y demencia. Pero, según los autores, estos efectos dependen del perfil del consumidor, que puede no ser bebedor, hacerlo moderadamente o abusivamente, algo que ha sido "poco estudiado", como afirman los expertos.
El tratamiento
Muy pocos estudios han incluido a gente de edad avanzada cuando se evalúan los diversos tratamientos para combatir el alcoholismo. No obstante, todo parece indicar que estas personas pueden beneficiarse igualmente de una terapia para reducir su abuso. Darse cuenta de ello, afirman los autores, permitiría ayudar a combatir el nihilismo terapéutico presente en el asunto del alcohol y la tercera edad. Los autores recomiendan el ingreso para la desintoxicación en pacientes con edad avanzada. "El tema del uso de alcohol en la tercera edad debe ser redefinido con nuevos límites, unos nuevos criterios de diagnóstico y unos nuevos instrumentos de seguimiento", sentencian los autores irlandeses, pertenecientes al Hospital St Jame´s de Dublín.
Via elmundo.es