Vivir Saludablemente con la Enfermedad de Alzheimer

jueves, 5 de diciembre de 2013 · Posted in

Vivir Saludablemente con la Enfermedad de Alzheimer (Healthy Living with Alzheimer’s Disease)

La combinación del estímulo social, mental y físico es la mejor medicina para una vida saludable. Por lo tanto, incluso después de un diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, las actividades placenteras deben continuarse y modificarse según sea necesario. El ejercicio regular y una dieta nutritiva también son importantes y pueden ayudar a los pacientes a sobrellevar mejor el impacto de este trastorno.

Mantenga Su Mente Activa

La evidencia preliminar sugiere que mantenerse mentalmente activo puede estar asociado con la preservación de la función cognitiva. Los niños y adultos jóvenes desarrollan las “reservas” del cerebro por medio de la lectura y realizar desafíos mentales y los adultos mayores pueden seguir desarrollando estas conexiones del cerebro a través de actividades estimulantes. De hecho, el desarrollo de estas reservas cognitivas es un proceso permanente de vida en el que algunas células nerviosas (neuronas) se forman, algunas mueren y otras se interconectan. Leer progresivamente libros cada vez más desafiantes (difíciles), aprender un instrumento musical, estudiar un nuevo idioma, crear arte, jugar ajedrez y participar en otras actividades mentales; todo esto ayuda a formar estas conexiones neurales vitales que pueden durar toda la vida y que pueden amortiguar el deterioro cognitivo en las personas.

Como mencionamos anteriormente, hay muchas actividades que pueden estimular la mente. Sin embargo, la búsqueda de los pasatiempos favoritos, probados y reales, como juegos de mesa y cartas, resolver crucigramas, armar rompecabezas y juegos de palabras también es muy valiosa. La mayoría de estos juegos tienen la ventaja adicional demantener y aumentar el contacto social con amigos y familiares. Últimamente, las personas mayores han estado usando más videojuegos y utilizando la computadora para entretener y energizar sus cerebros. La lectura de libros, revistas y diarios, escribir y mantener correspondencia a través de correo tradicional y electrónico, e incluso conversar y cantar; todo esto proporciona estimulación mental. Otros ejemplos de actividades beneficiosas incluyen visitas a museos, asistir a obras de teatro y descubrir otras formas nuevas y creativas para llevar a cabo las rutinas.

En un estudio del 2001 dirigido por el doctor Robert Friedland en la escuela de medicina de la universidad Case Western Reserve en Cleveland, los investigadores sugirieron que el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer años más tarde en la vida puede ser el reflejo de los factores ambientales que operan a lo largo de toda la vida. Ellos se centraron en 26 “actividades no-ocupacionales” de por vida; como tocar un instrumento musical, jardinería, la participación en actividades físicas y jugar juegos de mesa que demandan esfuerzo mental. Los investigadores descubrieron que los adultos más activos fueron significativamente menos propensos a desarrollar la enfermedad de Alzheimer más tarde en la vida y que los adultos aún mucho mayores y sanos habían estado más actives mental y físicamente entre las edades de 40 y 60 años que aquellos que más tarde desarrollaron la enfermedad de Alzheimer. Estos resultados pueden deberse a que la inactividad es un factor de riesgo para la enfermedad o porque la inactividad es un reflejo de la presencia temprana de la enfermedad o ambas cosas.

Ejercicio

Hacer ejercicio de por vida reduce las posibilidades de una persona de desarrollar diabetes, hipertensión arterial, derrame cerebral y enfermedades cardiovasculares, todas pueden estar asociadas con un mayor riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer. El cerebro también se beneficia enormemente por el aumento de la circulación sanguínea provocada y prolongada por la actividad física regular. El ejercicio mejora la totalidad de la condición física y mental y la salud emocional también. Es una excelente manera de liberar el estrés y mantener un peso saludable. Se recomienda Una combinación de ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza y actividad para aumentar la flexibilidad.

Dieta

Coma una dieta variada que incluya verduras, legumbres (por ejemplo, fríjoles, arvejas y semillas), frutas, granos enteros y pescado. Una dieta que sea baja en grasas saturadas y azúcar. Consuma alimentos que contengan ácidos grasos omega-3, que se encuentran principalmente en peces “grasos” (por ejemplo, el atún y el salmón), pero también en las nueces y semillas y además en ciertos aceites como el de canola y oliva. Asegúrese de que las frutas y verduras ricas en antioxidantes (como las vitaminas C y E, beta-caroteno, luteína y zeaxanthin) forman parte de su dieta (por ejemplo, verduras de hoja verde como las espinacas, las verduras crucíferas como el brócoli y la coliflor y las bayas, los tomates, las uvas rojas y las zanahorias).


Via dementiatoday.com

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