Las fracturas de la región de la cadera son una lesión bastante frecuente entre nuestros mayores se corresponden con las que se producen en la parte superior del fémur, y junto con las de la muñeca y columna, son las más frecuentes en las personas mayores.
Suelen producirse por caídas al resbalar o tropezarse, están en gran medida condicionadas a la osteoporosis tan habitual a estas edades, tienen lugar en una parte del esqueleto que soporta cargas equivalentes a tres veces el peso del cuerpo, y además, salvo raras excepciones, la mayor parte de ellas tienen que operarse si se quieren lograr los resultados más efectivos.
Mantener una alimentación equilibrada, rica en proteínas, vitamina D y calcio, mantener una actividad física diaria, haciendo ejercicios y caminando con cierta frecuencia dentro de sus posibilidades y evitar largas estancias en cama e incluso sentado son algunas de las claves para prevenir que nuestros huesos y músculos pierdan tono.
Para prevenirlas también es muy recomendable actuar sobre nuestro hogar con tal de evitar posibles peligros o dificultades en su tránsito establecer sistemas o dispositivos tales como pasamanos o barandillas y asientos especiales, mantener una buena iluminación en los lugares por donde se mueven los mayores y eliminar obstáculos y alfombras de los lugares de paso.
Por último, si nuestros mayores sufren una caída que les afecta a su cadera, deberemos proceder con sumo cuidado y no trataremos de trasladarle si no disponen de los medios y personal suficiente, avisaremos de inmediato al centro hospitalario más cercano, donde se determinará la gravedad de la lesión y el tratamiento más oportuno a seguir, tras sopesar el estado general de paciente y los posibles riesgos de una intervención quirúrgica, con frecuencia la mejor más satisfactoria.
Via sabervivir.es
