Depresión en la Personas Mayores

sábado, 4 de mayo de 2013 · Posted in

Todos nos sentimos tristes en alguna ocasión. Cuando nos hacemos mayores, las razones para llegar a estar deprimidos parecen tan claras y son tan frecuentes que se suele pensar que es normal que las personas mayores se sientan deprimidas. Pero, ¿es así?.

 Indudablemente, la clase de cosas que habitualmente asociamos con sentirnos deprimidos se hacen más frecuentes según envejecemos - tenemos que dejar de trabajar, probablemente disponemos de menos dinero, quizás sentimos molestias o dolores de la artrosis o de otros problemas físicos, en ocasiones perdemos a nuestra pareja o a alguien cercano, o incluso puede fallecer nuestra mascota. Sin embargo ,a pesar de todo esto, menos de una de cada seis personas mayores sufren síntomas de depresión ya sean percibidos por ellos mismos o por otras personas, y menos de una de cada treinta personas mayores está tan deprimido que los médicos consideran que tiene una enfermedad depresiva.

Síntomas

El sentirse desanimado o triste no es el único síntoma de la enfermedad depresiva. Para identificar adecuadamente una depresión es importante saber que buscar. A continuación figuran los síntomas más frecuentes de la depresión:

    Un sentimiento de tristeza o desánimo que es más intenso que la tristeza normal, dura más días y está presente la mayor parte del tiempo, aunque con cierta frecuencia mejora con el transcurso del día.

    Una pérdida de interés en la vida y una incapacidad para disfrutar de las cosas que generalmente dan placer o satisfacción.

    Una sensación de fatiga o cansancio que está presente a pesar de una escasa actividad y que es tan intensa que hace que la tarea más simple suponga un gran esfuerzo. La motivación y el impulso están descendidos.

    Una pérdida de apetito se suele acompañar de pérdida de peso.

    Una sensación interna de inquietud que hace difícil el descansar o el relajarse.

    Un deseo de aislarse de la gente y si hay gente alrededor una sensación de irritabilidad y mal humor.

    Dificultad para dormir con frecuente despertar temprano, al menos una o dos horas antes de lo habitual, y con incapacidad para reconciliar el sueño.

    Ausencia de confianza en sí mismo, que con frecuencia se asocia a sentimientos de inutilidad o de ser una carga para los demás.

    Sentimientos de maldad o de culpa; quizás exagerando incidentes del pasado, reaccionando de forma desproporcionado, o preguntándose si ha sido castigado por Dios.

    Pensamientos suicidas. Muchas de las personas con depresión grave se sienten en algún momento como si todo acabara. Estos sentimientos deben ser tenidos en cuenta ya que son indicativos de que se necesita ayuda. En ocasiones se hacen tan intensos que la persona deprimida puede decidir querer morir y hacer los preparativos para llevar a cabo su suicidio. Este es un signo de que se precisa de ayuda urgentemente.

Aunque la depresión puede manifestarse con los síntomas comentados a cualquier edad, la forma de presentación en las personas mayores puede ser un poco diferente. En primer lugar, algunos síntomas de enfermedades físicas pueden ser similares a algunos de los de la depresión, por ejemplo, la pérdida de apetito o el sueño alterado pueden ser consecuencia de la depresión o bien ser secundarios a diferentes condiciones físicas, tales como las cardiopatías o la artritis. Si la depresión está presente, sin embargo, deberían existir otros síntomas del tipo de los pensamientos y sentimientos depresivos mencionados en la página anterior.

En segundo lugar, es característico de las personas mayores el quejarse menos de estar deprimidos y en su lugar expresar gran malestar por síntomas corporales con frecuencia asociados a una preocupación constante sobre la posibilidad de tener una enfermedad, aún cuando su médico no tenga indicios para sospechar ninguna. Probablemente, la razón para esto es que muchas personas mayores han sido educadas para no molestar a sus médicos con otras cosas que no sean quejas físicas. Intente aceptar las explicaciones de su médico de que la causa real de sus síntomas es un trastorno emocional. El insistir en análisis y pruebas diagnósticas que no necesita únicamente retrasará el comienzo del tratamiento que usted precisa.

En ocasiones, usted puede tener una enfermedad física que aunque no haya cambiado realmente mucho si parece causarle mayor malestar del habitual. Esto también puede ser un signo de que está desarrollando una depresión. El tratar la depresión subyacente por supuesto no eliminará el trastorno físico pero si hará que éste sea mucho más llevadero.

A veces, la depresión en una persona mayor da lugar a síntomas muy graves de ansiedad y preocupación. Obviamente, algunas personas se preocupan más que otras por naturaleza, pero si esto es más bien infrecuente en usted entonces puede ser un signo de depresión. De hecho, la preocupación y agitación pueden ser tan intensos que la persona puede parecer confusa. Las personas mayores se quejan de sus fallos de memoria y concentración, y ocasionalmente la depresión grave puede ser confundida con una demencia senil. Las personas muy deprimidas son también conscientes de que su memoria está siendo menos eficiente, mientras que las personas con demencia senil generalmente no lo son. La demencia y la depresión son dos condiciones bastante independientes, por tanto no retrase el pedir ayuda por miedo a que le declaren senil o demente. Sin embargo, es preciso no olvidar que las personas con demencia senil están bastante predispuestas a padecer depresión, y en ocasiones el tratarla puede ser de bastante ayuda.

Por último, el vivir solo no conduce automáticamente a depresión, aunque mucha gente joven lo crea así. Más bien, en ocasiones una persona mayor que se ha adaptado a vivir sola gradualmente desarrolla un sentimiento de soledad que no estaba allí antes, o ciertamente no tan intenso. De nuevo esto puede ser un signo de depresión.

Obteniendo Ayuda

En base a lo comentado con anterioridad, es fácil comprender que la depresión con frecuencia precisa de ayuda profesional. Pero, ¿cómo sabe usted cuando es el momento de solicitar esa ayuda y cómo debería hacerlo?. Las personas mayores con frecuencia son reacios a solicitar ayuda. Probablemente esto es una herencia de los días en que sólo las enfermedades físicas graves eran consideradas una razón justificada para llamar al médico.

Actualmente, los médicos de cabecera son bastante utilizados para resolver problemas emocionales y casi todos ellos disponen de la formación precisa. Así, debe tener claro que el solicitar ayuda a este respecto no es en absoluto desperdiciar el tiempo de su médico.

El momento para pedir ayuda es cuando la depresión se hace más grave o intensa de lo que cabía esperar, cuando ya lleva varias semanas de evolución, cuando usted ya no puede funcionar adecuadamente lo cual da lugar a que usted desee estar aislado, solo, sea incapaz de soportar la compañía de otros a su alrededor, o simplemente cuando ya no sea capaz de disfrutar con las cosas que antes le producían placer, o bien cuando la tristeza es tan intensa que le parece que la vida no merece la pena.

Con frecuencia, son los amigos o la familia quienes se dan cuenta del cambio más que nosotros mismos. No se resista, acepte los signos que otros han percibido y prepárese para visitar a su médico de cabecera o, si no puede desplazarse a su Centro de Salud, solicite una visita domiciliaria de su médico. No es un signo de debilidad el solicitar ayuda. Con frecuencia, tener un miembro de la familia o un amigo presente puede tranquilizarle. Su médico también agradecerá la presencia de esta otra persona.

Causas

Es natural el preguntarse porqué hemos desarrollado una enfermedad. Las personas deprimidas tienden a culparse a sí mismos, pero esto es generalmente porque la depresión nos hace ver las cosas desde una perspectiva negativa, pesimista y autocrítica. Generalmente existe más de una causa.

Aunque la depresión en ocasiones puede comenzar de forma espontánea, con cierta frecuencia es desencadenada por algún acontecimiento infeliz como puede ser un duelo. Sin embargo, tales sucesos afectan a casi todos los ancianos en algún momento y, sin embargo, no todas las personas mayores se deprimen. Así, no podemos decir aquello de "que podías esperar, cualquiera en su situación se deprimiría". Lo cierto es que, algunas personas mayores poseen un mayor riesgo que otras. Por ejemplo, las mujeres parecen más vulnerables a la depresión que los hombres, pero nadie sabe realmente porqué.

A diferencia de lo que ocurre en la depresión del adulto joven, el papel de los genes es mucho menor en la depresión de las personas mayores. Probablemente, el mayor riesgo para desarrollar una depresión en la tercera edad es el hecho de haber tenido previamente una cuando se era más joven. En ocasiones, la depresión puede haber estado silenciosa durante años para golpear de nuevo en la vejez.

Las enfermedades físicas, bien aquellas que tienen lugar de forma repentina y que suponen una amenaza para la vida como una trombosis cerebral o bien las crónicas e incapacitantes como la enfermedad de Parkinson, pueden desencadenar una depresión. Con frecuencia, es la combinación de enfermedades que ha ido pasando factura durante años la que da lugar a la depresión. Aunque esto puede hacer la depresión más comprensible no significa que tratar cualquier depresión asociada sea una pérdida de tiempo.

En unos pocos casos, la aparición repentina de una depresión en una persona mayor sin ningún acontecimiento o suceso triste que la provoque puede tener su origen en que la química de su organismo está siendo afectada por una enfermedad física que todavía no es aparente. Ocasionalmente, estas enfermedades pueden ser endocrinas como los trastornos tiroideos o bien pueden ser un efecto secundario de los fármacos que toma para alguna enfermedad física. Su médico de cabecera podrá descartar esas posibilidades si usted le da la oportunidad.

Tratamiento

De forma amplia, el tratamiento puede ser dividido en tres clases: tratamiento físico, principalmente fármacos antidepresivos, técnicas psicológicas y apoyo social.

Cuando la depresión es grave, que es cuando ya se encuentran afectados de forma intensa el apetito, el peso, el sueño, la capacidad de concentración y las ganas de vivir, se necesitará un tratamiento físico, comenzando por los fármacos antidepresivos. En la actualidad se dispone de diferentes tipos de antidepresivos, por lo que no será difícil el encontrar uno que sea adecuado para usted. Todas estas pastillas pueden dar lugar a efectos secundarios, su médico le advertirá de los más frecuentes y probables en su caso. La mayoría de estos efectos secundarios son más molestos que realmente graves, y suelen desaparecer o disminuir después de unos días de tratamiento, de forma que persevere y siga adecuadamente las indicaciones de su médico.

Las personas mayores con frecuencia reciben diferentes tipos de medicinas. En la mayoría de los casos es bastante seguro el tomar fármacos antidepresivos también, pero usted debería hacer saber a su médico de cabecera todos y cada uno de los fármacos que toma.

Si conduce, es probable que sus reflejos se vean afectados, por lo que es mejor no conducir mientras dure su tratamiento. Los antidepresivos generalmente necesitan un mínimo de 7 a 10 días para empezar a hacer su efecto, por lo tanto no abandone el tratamiento antes de que haya tenido oportunidad de experimentar sus efectos beneficiosos. Probablemente necesite 4 semanas antes de que los síntomas de la depresión mejoren o desaparezcan por completo.

Tanto en las formas menos graves de la depresión como en las más graves, una vez que los síntomas más importantes han sido controlados por los fármacos antidepresivos, los pacientes podrán experimentar grandes beneficios con el tratamiento psicológico. La idea de tener que "desnudar su alma" es desconcertante para muchas personas mayores, pero la mayoría de los enfoques psicológicos son muy útiles y prácticos.

Por ejemplo, la depresión puede dar lugar aun ciclo de pensamientos negativos que a su vez empeoran la depresión, y este patrón puede hacerse más positivo y saludable con el tratamiento psicológico. La ansiedad y la preocupación son frecuentes en la depresión, y el tratamiento psicológico puede ofrecerle técnicas para ayudarle a relajarse y preocuparse menos; que van desde las cintas de relajación a las técnicas de manejo de la ansiedad. Su médico de cabecera intentará ayudarle y de no mejorar podrá remitirle al psicólogo o psiquiatra de su Unidad de Salud Mental.

Finalmente, la depresión puede estar condicionada por factores sociales, por ejemplo una vivienda sin condiciones o un vecindario problemático. Un trabajador social podrá aconsejarle sobre la necesidad de producir cambios al respecto. Sin embargo, intente no tomar decisiones de este tipo mientras se encuentre deprimido, los pacientes se suelen arrepentir cuando mejoran. Por último, hable con los demás. La depresión frecuentemente conduce a aislamiento social y es necesario luchar contra el mismo.

Es importante resaltar que la mayoría de las personas mayores que sufren de depresión son tratados en consultas ambulatorias y que el tener que ingresar al paciente para tratamiento es un hecho realmente excepcional.

Si usted no mejora

En una minoría de casos, la depresión no mejora con los tratamientos descritos. Su médico de cabecera solicitará entonces la opinión del especialista en psiquiatría. Esto no significa que el crea que usted está " loco", sino que simplemente desea una segunda opinión sobre su caso o que precisa de consejo sobre el mejor tratamiento para su caso particular. En la actualidad, la mayor parte de nuestra región dispone de especialistas expertos en el tratamiento de las personas mayores con depresión. El médico psiquiatra podrá citarlo para verle en la consulta de su Unidad de Salud Mental o incluso podrá visitarlo en su domicilio. Si alguna persona no puede desplazarse a la consulta que precisa, el médico de cabecera podrá concertar una cita para visitarle en su casa acompañado por el psiquiatra. La primera entrevista con el psiquiatra generalmente durará una hora.

El o ella solicitarán su autorización para que pueda estar presente durante la entrevista alguien que le conozca bien, un amigo íntimo o un familiar. Cuando una persona se deprime, puede olvidar algunos detalles sobre como empezó su enfermedad. Esta otra persona ayudará al psiquiatra a hacerse con un retrato lo más fiel posible de lo que le pasa.

Si la depresión es muy grave, una serie de sesiones de Electroconvulsivoterapia (ECT) puede estar recomendada. Generalmente, esto significa tener que ingresar en el hospital, aunque también puede ser administrada de forma ambulatoria. Este procedimiento terapéutico es muy seguro y la gente mayor lo suele tolerar muy bien; de hecho, incluso existen evidencias que indican que las personas mayores se benefician más de la ECT que los pacientes jóvenes. Durante la terapia se administra un anestésico ligero y a continuación mientras el paciente está dormido se hace pasar un impulso eléctrico a través de su cerebro durante una fracción de segundo. La electroconvulsivoterapia se lleva a cabo siempre bajo una estricta supervisión médica, dura aproximadamente unos 15 minutos y todo de lo que usted será consciente es que ha estado durmiendo un rato. Con posterioridad, cuando despierte puede sentir una ligera confusión y cierto dolor de cabeza que desaparecerán rápidamente.

En la actualidad no se dispone de ninguna evidencia que sugiera que la ECT produzca daño alguno al cerebro del paciente que la recibe. Ha existido gran cantidad de alarmismo injustificado sobre la ECT la cual sigue siendo el tratamiento más efectivo en la depresión grave, como mucha gente que lo ha recibido podría atestiguar.

Permaneciendo bien

Recuperarse de un episodio depresivo es generalmente fácil de conseguir, pero los médicos de cabecera también están interesados en mantener a la gente bien y en prevenir la repetición de la enfermedad. Por esta razón, es importante no dar por finalizado el tratamiento que tome hasta que su médico no se lo indique. La razón para esto es que existe el riesgo de que la depresión regrese si usted suspende demasiado pronto el tratamiento, incluso aunque usted ya se sienta bien. No se preocupe, a diferencia de algunos tranquilizantes, los fármacos antidepresivos no crean hábito ni son adictivos.

Si su salud general es buena y ha existido un trastorno obvio que le ha llevado a la depresión, usted probablemente necesitará mantener el tratamiento entre 6 y 12 meses. Si usted ha tenido episodios depresivos previos al actual, o su salud física no es buena, su médico de cabecera le recomendará que mantenga el tratamiento indefinidamente. El tratamiento preventivo se llevará a cabo con el mismo fármaco que le mejoró de la depresión o bien con un fármaco compuesto a base de sales de litio. El litio es una substancia natural que ha sido empleada para prevenir la repetición de los episodios depresivos durante décadas. Es muy eficaz pero requiere de análisis de sangre periódicos cada tres o seis meses.

Ayudándose a sí mismos

A continuación dispone de algunas recomendaciones sobre lo que debe y lo que no debe hacer cuando se encuentre deprimido

    Pida ayuda. No considere normal sentirse deprimido por el simple hecho de ser mayor.

    Intente salir. Acepte los ofrecimientos de sus vecinos, amigos o familiares. Este folleto puede ayudarles a comprender que usted puede no sentir demasiadas ganas de charlar. Pero quedarse en casa hará que esté continuamente dándole vuelta a las cosas en su cabeza, cosa que no sólo no le ayudará sino que le hará sentirse más indefenso. También, a causa de que la depresión produce enlentecimiento, si no sale y se mueve, podrán agravarse sus problemas de rigidez articular o de tobillos hinchados, haciendo más difícil el caminar.

    Intente alimentarse adecuadamente. Las personas con depresión con frecuencia se alimentan incorrectamente y pierden peso, lo cual puede hacer que estén bajos de minerales y de vitaminas. Los cuerpos ancianos no se recuperan tan bien como los jóvenes. Evite el comer a base de chocolates y galletas.

    Recuérdese a sí mismo que usted tiene una enfermedad y que ésta tiene tratamiento, la gran mayoría de las personas en su situación mejoran.

    Hable, cuéntele a alguien como se siente, incluso si se siente tan hundido como si todo acabara.

    Comparta sus sentimientos con los demás, de no hacerlo estará todo el día rumiando las mismas preocupaciones inútilmente. Hablar ayuda.

    No intente beber alcohol para ahogar sus penas. El alcohol realmente empeorará su depresión, además de que puede interaccionar negativamente con el tratamiento que esté tomando.

    No se angustie por no dormir adecuadamente. Esto es un síntoma de la depresión y desaparecerá según esta vaya mejorando. Preocuparse sobre no dormir es la mejor forma de asegurarse el no poder dormir.

    No cambie el número de pastillas que toma, ni deje de tomarlas o intente otros remedios. Si cree que está experimentando efectos secundarios del tratamiento, hágaselo saber a su médico de cabecera.

    No piense que la depresión conduce a la senilidad o demencia; no lo hace.

Familiares y amigos

Es frecuente que sean los amigos o los familiares los que se den cuenta de como una persona mayor se deprime. Anímele amablemente a aceptar ayuda. Explíquele que la depresión es bastante frecuente y que se cura en la mayoría de los pacientes que aceptan ayuda. Sea claro respecto de que no es una forma de locura, o sobre que acudir a un psiquiatra no constituye una mancha para la familia. Acepte que las personas mayores con depresión se cansan fácilmente. Con frecuencia es suficiente el que muestre su preocupación estando allí o haciendo algo práctico. No les fuerce a hablar. No les acose para que hagan cosas.

Las personas mayores con depresión con frecuencia se aíslan de los demás y aunque el salir y el llevar a cabo ejercicio ligero ayuda, el acosarles puede ser contraproducente. Sea paciente, las personas mayores pueden preguntar constantemente, pidiendo que se les tranquilice ya que están convencidos de que se encuentran físicamente mal. Esto es porque ellos no comprenden que les está sucediendo y se sienten asustados. Tranquilíceles todo lo que pueda y sea un buen oyente.

Especialmente, tranquilíceles de que no se volverán seniles o dementes. Las personas que han tenido depresión no poseen mayor riesgo de desarrollar demencia que las que no. Por último, ayúdeles a comer y beber adecuadamente.

No crea que por intentar comprobar si el paciente ha tenido ideas suicidas usted puede animarle o inducirle a que se suicide. Esto es un mito. Los pensamientos suicidas son un signo seguro de que se precisa ayuda especializada, y muchas personas deprimidas sienten alivio al contárselo a alguien. Si se siente agotado pida ayuda.

Finalmente, evite tomar decisiones sobre donde debe vivir alguien que conoce y que está deprimido.

Via geosalud.com

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