Envejecer, una oportunidad para seguir creciendo

domingo, 21 de abril de 2013 · Posted in

Como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y de la disminución del número de nacimientos, la proporción de personas que superan los 60 años en el conjunto de la población, ha aumentado sustancialmente en los últimos años. Este hecho, que bien puede considerarse un éxito a nivel de salud pública, conlleva también un gran reto para la sociedad que debe tratar de adaptarse para potenciar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación a nivel social y su seguridad.

Hasta hace unos años, la vejez se asociaba a la pérdida de iniciativa, ese proceso de desvinculación social y personal que facilitaba el tránsito hacia el final del ciclo vital, al sometimiento a las decisiones de los hijos sobre las vidas de sus padres y sobre todo al cumplimiento de unos patrones de conducta personal y social asociados a la vejez: vida tranquila, casi recluida en casa, poca actividad social; en otras palabras, una vida cotidiana diferente a la del resto de personas de otras edades, presidida por la inactividad y la dependencia de los hijos. En este sentido, es cierto que la edad está asociada a una mayor probabilidad de enfermar, menos actividad, menor implicación social… pero todo ello no debe ser atribuido sólo a la edad sino que, en parte, se debe a prejuicios e imágenes erróneas sobre el envejecimiento y la vejez que no son más que estereotipos heredados de otras épocas.


Actualmente, la entrada en la vejez, sobre todo a partir de la jubilación, empieza a considerarse como un momento en el que es posible introducir cambios en la vida, comenzar a realizar nuevos proyectos, cuidar la salud física y mental, disfrutar de iniciativas que no habían podido ser exploradas en la vida adulta; en definitiva, generar un proceso sólido de independencia que nos ayude a vivir de acuerdo a nuestras preferencias, sin depender de otros.

La OMS ha acuñado a este nuevo enfoque “envejecimiento activo” y lo define como “un proceso de optimización de oportunidades de salud, participación y seguridad con el objetivo de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”

El objetivo desde este nuevo enfoque es permitir desarrollar el potencial bienestar físico, social y mental a lo largo del ciclo vital y participar en la sociedad de acuerdo a sus necesidades, deseos y posibilidades. En este sentido, se observa un marcado cambio de sensibilidad hacia el envejecimiento, entendiendo éste como una etapa de oportunidades, una experiencia positiva vinculada al curso vital en la que la persona puede mantener e incluso incrementar su nivel de bienestar.

El envejecimiento activo tiene como pilar fundamental que la persona se implique activamente en todas las áreas de su vida, evitando, en la medida de lo posible, que se convierta en un mero espectador de su vida. En otras palabras, se trata de ver al individuo como agente de su propio envejecimiento. Según la catedrática Fernández-Ballesteros, una de las mayores expertas en este tema de nuestro país, “envejecer activamente significa vivir con vitalidad cada ciclo de nuestra vida: mantener hábitos saludables (previniendo la enfermedad), optimizar nuestro funcionamiento físico y cognitivo, regular nuestras emociones, controlar nuestra vida y participar activamente en nuestra familia y nuestra sociedad.

Pero, ¿qué tendríamos que hacer para envejecer activamente? La OMS propone 5 pautas necesarias:

1. Tener buena salud: Prevención y promoción de la salud.

2. Buen funcionamiento físico: Mantener la actividad física y realizar ejercicio físico. Los demostrados efectos beneficiosos del ejercicio físico regular hacen que constituya el pilar básico de un envejecimiento activo saludable.

3. Tener un buen funcionamiento mental: mantenimiento de la capacidad mental y de aprendizaje.

4. Ser independiente y autónomo: Prevención específica de la discapacidad y la dependencia.

5. Vinculación y participación social: Promover y mantener la actividad y la participación social.

Como se puede observar, este nuevo enfoque tiene un marcado carácter preventivo, ya que el envejecimiento activo, entendido como la participación activa en el propio proceso de envejecer, previene la aparición de deterioro físico y cognitivo. Esto va en la línea de que todo músculo que no se ejercita se deteriora. A nivel físico, este hecho está más asumido, puesto que desde hace algunos años se nos viene hablando de la importancia de realizar actividad física para prevenir problemas relacionados con la salud. No obstante, a nivel mental, solo durante los últimos años se ha empezado a hacer más hincapié en el hecho de mantenerse activos y realizar actividades y ejercicios que generen actividad mental, ya que el cerebro, entendido como un músculo más, también se atrofia si no se ejercita.

En la línea del aumento de actividad por parte de la población mayor, algunos estudios han comparado la realización de actividades en los años 1993 y 2010, observándose esta tendencia emergente. En los últimos años, se observa un claro incremento de las actividades más “sociales” que implican salir y relacionarse (ir a espectáculos, viajar, acudir a cafeterías, etc.) o cuidar la salud a través de la realización de algún deporte o paseo.

En la medida en que se es capaz de estimular procesos mentales, ofrecer ambientes naturales y significativos de interacción y oportunidades para el ejercicio de roles activos y motivados, se ralentiza el envejecimiento. Además el hecho de que las personas sientan que tienen el control de su propia vida, genera sentimientos de competencia y capacidad percibida para afrontar situaciones y problemas emergentes. El hecho de percibirse como una persona autónoma e independiente que se implica en nuevos proyectos, posiblemente aumentará la sensación de autoeficacia sobre sí misma y disminuirá el miedo a enfrentarse a nuevas situaciones y problemas.

En este sentido, ya no se trata de que la persona ocupe su tiempo libre, sino de que desarrolle sus capacidades, de que se sienta bien con su vida, de que le encuentre sentido. En otras palabras, el mensaje que se pretende transmitir es que hemos logrado dar más años a la vida y ahora cada persona debe buscar dar más vida a los años.

Via ipsic.es

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