Ser una persona mayor es todo un privilegio por el simple hecho de que muchas personas se quedan a mitad de camino en su camino hacia la vejez. Más allá de que la esperanza de vida haya aumentado la realidad es que todavía existen personas que mueren a una edad temprana. Pero las personas mayores no tienen una posición tan privilegiada en nuestra sociedad como hace unas décadas donde eran el centro de la familia. Objeto de veneración y de respeto.
Las personas mayores merecen bienestar, protección, seguridad… Dichos factores dependen, en parte, del entorno familiar. Por ejemplo, la clave para que una persona siga teniendo ilusión por vivir incluso después de los noventa años es hacerle sentir al anciano que es importante.
Es decir, nadie se siente importante cuando únicamente es cuidado por alguien, sino que se necesita ir más allá para hacerle saber que forma parte de la vida de ese alguien. Para ello, muestra tu ilusión por visitar a esa persona, compartir tiempo con ella, háblale de tu vida, hazle ver que te gusta estar con ella, más que con otras personas.
De hecho, conviene dar preferencia en tu vida a una persona de avanzada edad, simplemente, porque tienes que intentar aprovechar el presente con ella ante la falta de un futuro lejano. Por ello, los hijos deben disfrutar de sus padres todo lo que puedan en base a la diferencia generacional.
Por otro lado, merece la pena trabajar por el bienestar de las personas mayores por una realidad evidente: todos tenemos el mismo camino, envejecer con dignidad. Uno de los grandes enemigos de las personas mayores es la soledad. Soledad que a veces combaten con la única compañía de los programas de televisión y de la radio. La calidad de vida en la tercera edad ha aumentado de forma notable en la sociedad actual, pero a nivel emocional, todavía existen muchas carencias que cubrir.
Via psicoblog.com
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