Las relaciones sociales son una fuente fundamental de bienestar y de felicidad, en la misma medida que están asociadas positivamente a una buena salud mental y física. Tener alguien con quien compartir problemas y alegrías es uno de los factores que intervienen positivamente en nuestro sentimiento de felicidad.
El ser humano necesita de la protección y el reconocimiento que le aportan las relaciones con los demás. Por eso, reír y disfrutar es una actividad que nos deja el alma aligerada, nos proporciona una sensación extraordinaria de bienestar y gozo, que nos relaja y transporta a nuestros tiempos infantiles.
Al sentirnos adultos nos revestimos de una gran austeridad y de un halo serio y formal con el que olvidamos poco a poco lo que es reír. Por esta razón, no debemos permitir que pasen los días sin que la risa nos vigorice interiormente. Una buena manera de conseguirlo es realizar actividades con nuestros amigos y familiares, con nuestra pareja, hijos y nietos, compartir las experiencias y vivirlas en conjunto.
Mantener un buen estado de salud, hacer ejercicio en la medida de nuestras posibilidades, disfrutar de actividades que nos relajen, despertar nuestro lado más creativo o divertido y relativizar las preocupaciones del día a día, que no nos dejan ver el lado más positivo de nuestra vida, son otros aspectos que debemos cuidar para ser más felices.
Via sabervivir.es
