Cada vez hay más evidencias de que las sustancias antioxidantes contribuyen a prevenir o retrasar la aparición de los dos tipos principales de ceguera en la vejez: las cataratas y la degeneración macular.
En la Unión Europea, cerca de 800 personas de cada 100.000 tienen problemas de vista. En Occidente, la disminución de la vista suele deberse a dos afecciones principales: las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad; ambos trastornos están relacionados con la diabetes mellitus, la obesidad y el envejecimiento.
A pesar de que los problemas de la vista no ponen en peligro la vida de quien los padece, limitan de forma considerable su independencia, movilidad y calidad de vida.
Las cataratas
Consisten en una opacidad del cristalino, que está compuesto por agua y proteínas y, normalmente, es transparente. El cristalino se encuentra detrás del iris, la parte coloreada del ojo, y dirige los rayos de luz hacia la mácula y el fondo de la retina. A medida que se desarrollan las cataratas, una parte de las proteínas se aglutina, lo que provoca la opacidad del cristalino e impide que pasen los rayos de luz.
En la mayoría de los casos, las cataratas se desarrollan lentamente, por tanto, se va perdiendo la vista de forma progresiva. Afortunadamente, el tratamiento de las cataratas consiste en una operación relativamente sencilla, en la que se sustituye la lente opaca del cristalino por un implante inyectable.
Aunque la causa de las cataratas está aún por esclarecer, este trastorno parece estar relacionado con los cambios que se producen en la composición química del cristalino como consecuencia del envejecimiento.
En una fase de su evolución normal, las células del organismo, incluidas las del ojo, producen unas sustancias llamadas radicales libres. Con el paso del tiempo, estos radicales libres pueden dañar los tejidos y los órganos, por eso se asocia como una de las enfermedades típicas de la vejez.
La degeneración macular asociada a la edad
Es una enfermedad crónica y progresiva y la causa más importante de pérdida irreversible de la visión después de los 65 años. Aparece cuando el tejido de la mácula (área situada en el centro de la retina) se deteriora. La mácula, del tamaño de la cabeza de un alfiler, es responsable de nuestra vista central y de la visión más aguda, necesaria para leer, escribir, conducir en la oscuridad y ver los colores.
Cuando se produce esta degeneración, la visión central se hace borrosa, las líneas rectas parecen onduladas y resulta difícil diferenciar los colores. Dado que la pérdida de la vista, gradual e indolora, causada por la degeneración macular es prácticamente incurable, es fundamental hacer todo lo posible para prevenirla.
Los investigadores no han descubierto por qué se produce este trastorno. Dos de los principales factores de riesgo son la edad avanzada y un historial familiar con casos de dicha afección. Otros factores que pueden aumentar el riesgo son:
- La exposición prolongada a la luz solar.
- Bajos niveles en sangre de sustancias antioxidantes.
- Fumar habitualmente.
- Ciertos trastornos circulatorios como una presión arterial alta.
En ambos casos, la degradación por oxidación es un factor de riesgo importante. Se cuentan cada vez con más evidencias de que los nutrientes antioxidantes, especialmente las vitaminas A, C y E, y los pigmentos carotenoides, como el beta-caroteno, la luteína y la zeaxantina, pueden contribuir a prevenir o retrasar la aparición de estos tipos de ceguera en la vejez.
El cuidado de los ojos
Para llevar a cabo todas las funciones tan complejas que desempeña, el ojo solo necesita una pequeña cantidad de oxígeno y de algunas otras sustancias que se encuentran en los alimentos, como estas:
- Vitamina A (Retinol). Es necesaria para la formación de la rodopsina, el pigmento sensible a la luz que se encuentra en las células de la retina. También lo es para mantener la conjuntiva (membrana que recubre el polo anterior del ojo) húmeda y en buen estado. Su carencia reseca la conjuntiva, lo que en casos graves causa la enfermedad llamada xeroftalmia.
En la retina, una forma particular de la vitamina A constituye la parte de los pigmentos visuales que recoge la luz; de hecho, un síntoma que anuncia la deficiencia de dicha vitamina es la dificultad para adaptarse a luz de baja intensidad (ceguera nocturna).
Alimentos en los que abunda: Hígado, productos lácteos, mantequilla, huevos, pescado y aceite de hígado de bacalao.
- Carotenoides (beta-caroteno, luteína y zeaxantina). Son colorantes naturales que se encuentran en los vegetales. Actúan como antioxidantes y evitan la degeneración macular de la retina.
Recientemente, se han llevado a cabo estudios sobre los pigmentos luteína y zeaxantina, presentes en la retina en elevadas concentraciones. Se cree que un nivel elevado de luteína y zeaxantina en la sangre puede proteger la retina de ciertas longitudes de onda de la luz, que resultan perjudiciales.
Alimentos en los que abunda:
El beta-caroteno es precursor de la vitamina A (el organismo lo transforma en vitamina cuando la necesita) y abunda en las zanahorias principalmente, y también en la calabaza, el tomate, el mango, el melocotón, el albaricoque, melón, cerezas y la naranja). Con 100 gramos de zanahoria, una pieza mediana, se obtiene el betacaroteno suficiente como para que nuestro organismo produzca casi el triple de la vitamina A que necesita el adulto cada día. Después de todo, parece ser que el tradicional consejo de comer zanahorias en abundancia para ver mejor en la oscuridad era fundado.
Los pigmentos luteína y zeaxantina se encuentran en elevadas concentraciones en las espinacas, el brécol, el maíz y la yema de huevo.
- Vitaminas C y E. Son también antioxidantes que se encuentran casi exclusivamente en los vegetales. Su carencia es factor de riesgo para el desarrollo de cataratas y la pérdida de visión.
Alimentos en los que abunda:
Vitamina C: Frutas tropicales como la papaya, la piña, el mango y el kiwi, los cítricos, las fresas, el melón, las verduras de la familia de la col, como la coliflor, las coles de Bruselas y el brécol, los pimientos verdes y rojos, los tomates.
Vitamina E: Aceites vegetales (oliva y semillas: girasol, maíz, soja...), frutos secos, germen de cereales como el trigo, vegetales de hoja verde.
Como en el caso de otras enfermedades crónicas, la prevención de las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad está relacionada con una dieta sana y equilibrada. El consejo de consumir por lo menos cinco raciones de fruta y verdura al día es excelente, no sólo para tener una vista sana sino también para evitar muchas otras afecciones. Asimismo, sea precavido con la salud de sus ojos y use gafas de sol para protegerlos de los rayos perjudiciales; vigile su tensión arterial (aumenta el riesgo de sufrir afecciones visuales degenerativas); no fume y hágase revisiones periódicas de la vista.
Fuente: consumer.es
Con la tecnología de Blogger.