La alimentación de personas mayores

viernes, 7 de octubre de 2011 · Posted in

Recomendaciones nutricionales

Para realizar una ingesta adecuada de los nutrientes necesarios para mantener una buena salud, en las persona mayores es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones, ya que por deterioro funcional, social, y físico es relativamente fácil llegar al desequilibrio nutricional.

 Es aconsejable realizar 4 o 5 ingestas diarias, sin olvidarse del desayuno, con una dieta variada. Es mejor limitar el consumo de sal y condimentar los alimentos con hierbas aromáticas. Se deberán limitar los fritos (mejor vapor, horno, hervido o plancha); en caso de hacerlos, siempre con aceite de oliva. La dieta habitual debería contener 5 raciones de fruta y verdura, de 3 a 5 raciones de farináceos, de 2 a 3 raciones de lácteos y de 2 raciones de proteicos. Ejemplos de raciones son los siguientes:

    Fruta: 1 pieza de fruta mediana (manzana) o 2 pequeñas (albaricoque o kiwi), un puñado de fresas o cerezas, 1 rodaja de sandía o melón.
    Verdura: 1 plato de mesa de verdura (judía tierna, espinacas, acelgas, etc.), 1 plato de ensalada; la guarnición es media ración.
    Farináceos: 1 plato de mesa de arroz, pasta o legumbres, 60 gr de pan, 100 gr de patatas.
    Lácteos: 1 vaso de leche, 2 yogures, 40 gr de queso.
    Proteicos: 1 bistec de unos 150 gr, filete de pescado 150 gr, 2 huevos, 1 plato de legumbres con cereales.

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Unos sencillos consejos ayudarán a las personas mayores a seguir estas recomendaciones:

    Consumir alimentos pobres en grasas y en colesterol.
    Pescado: al menos 2 veces por semana, muy aconsejables los azules (sardina, atún, jurel).
    Pollo y pavo (sin piel): hasta 3 veces por semana.
    Lácteos: consumo diario, preferentemente desnatados.
    Carnes rojas: no más de 2 veces por semana.
    Huevos: enteros hasta 4 por semana, claras pueden ser hasta 6 (es una proteína muy completa y de fácil digestión).
    Pan, pasta y arroz: diariamente, mejor si son integrales.
    Verduras y hortalizas: diariamente, mejor cocidas al vapor, poco hechas o en ensalada; crudas si la dentadura lo permite.
    Frutas: consumo diario.
    Disminuir el consumo de productos refinados, como azúcares o harinas blancas
    Disminuir radicalmente los embutidos: sustituirlos por quesos, jamón o similares, bajos en sal.
    Bajar la adición de sal al cocinar, usar mejor las hierbas aromáticas, ajo, incluso pimienta en escasa cantidad para despertar el sabor de los alimentos.
    Usar métodos de cocción que precisen poco aceite y que alteren poco las propiedades nutricionales y de sabor de los alimentos: vapor, hervido, plancha, horno (en especial el papillote).
    No abusar de productos dietéticos.
    Beber 8 vasos de agua o líquidos al día.
    Evitar el alcohol. Disminuir el café y otros excitantes (té, chocolate).

Hay situaciones especiales en las que se puede adaptar la dieta sin usar suplementos comerciales. En el caso de haber necesidad de aumentar el contenido energético o de proteína de las ingestas (por aumento de necesidades o para asegurar el mínimo aporte en poca cantidad) se puede añadir aceite de oliva, cereales infantiles, leche en polvo o queso rallado a los purés, mermelada a los yogures, o frutos secos en ensaladas, clara de huevo rallada, etc.

En caso de tener que hacer una dieta a base de triturados, hay ciertos problemas que si no se resuelven hacen que los platos sean monótonos y poco apetecibles, lo que provoca anorexia y problemas nutricionales. Para que la carne no haga hilos al triturarla es necesario cocinarla ya picada y después hacer el puré. El mal olor del pescado, la coliflor, el brécol, las espinacas y las alcachofas se puede evitar si se añade leche al cocerlos e se incorpora esta agua de cocción al triturado. En vez de usar los granos de arroz y la pasta como habitualmente y triturarlos, se evitará la textura gomosa que toman si se utilizan harinas y sémolas.

 Es conveniente respetar en lo posible las apetencias diarias e incluir las opiniones de la persona mayor en la planificación y confección de los menús, si es que es posible.
Finalmente

Se ha de tener en cuenta que el comer es un acto social muy importante; en la medida de lo posible se ha de mantener el contacto con otras personas durante la ingesta. Comer en compañía es un gran condimento.

Fuente: mapfre.com

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