Una de las actividades físicas más recomendadas para las personas mayores es la natación. Son grandes las ventajas que reporta y muy pocos los riesgos que implica. Lo más conveniente es ponerse en manos de un especialista que indicará la práctica más adecuada para cada caso o para una dolencia en concreto.
Razones para nadar
Al entrar en el agua el peso del cuerpo es contrarrestado por la fuerza de flotación. Los huesos, articulaciones y músculos se liberan de la compresión y la tensión a la que están sometidos bajo el efecto de la gravedad. De allí que ofrezca los siguientes beneficios:
Cuando la musculatura se distiende y las articulaciones se relajan y descomprimen, se alivia el dolor y la inflamación.
Baja la frecuencia cardiaca y se reduce el esfuerzo exigido al corazón.
La posición adoptada puede facilitar la circulación sanguínea.
Favorece el movimiento articular.
Permite trabajar más tiempo a intensidad baja, y mejora la resistencia aeróbica, al mismo tiempo que tonifica los músculos.
El riesgo de lesiones es mínimo: la tensión sobre las articulaciones es escasa.
Consejos a la hora de practicarla
Nada al menos dos veces por semana y, como mínimo, 30 minutos cada vez.
Hazlo en grupo o acompañado; se disfruta más y cuentas con ayuda si la necesitas.
Comienza de forma progresiva y a una intensidad suave para evitar la fatiga prematura.
Utiliza zapatillas para los accesos y las duchas para prevenir las caídas. Si el suelo de la piscina es molesto ponte calcetines especiales para el agua.
Evita los cambios de temperatura. Acude a piscinas cubiertas climatizadas.
Cúbrete al salir del agua, toma una ducha y después, ya seco, aplícate una crema hidratante sobre la piel, dándote un masaje por todo el cuerpo.
Combina la natación con paseos en tierra en horas de menor intensidad solar.
¿Qué hacer dentro del agua?
El aprendizaje a edades avanzadas puede ser muy laborioso y en estos casos es mejor comenzar con los llamados «ejercicios de agua».
Sencillos movimientos de piernas y brazos parados o en desplazamiento, similares a los que realizamos en tierra en la gimnasia de mantenimiento.
Andar de todas las maneras posibles; correr con el tronco muy recto; saltar poco.
Prueba los materiales auxiliares (manguitos, cinturones, rulos o pelotas), sirven de sujeción y para no cansarte. Consulta con los instructores la mejor manera y el mejor momento para usarlos.
Fuente: fundaciondelcorazon.com
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