La actividad física reduce el riesgo de lesiones cerebrales vinculadas a pequeños ictus
La revista Neurology acaba de publicar otra nueva prueba de que el deporte mantiene en forma no sólo el cuerpo, sino también la mente. Según un trabajo llevado a cabo en colaboración con científicos estadounidenses y japoneses, hacer ejercicio después de cumplir 60 años disminuye las posibilidades de que el cerebro sufra un ictus silente, una especie de microinfarto cerebral que puede pasar desapercibido pero que aumenta el riesgo de nuevos ictus y de un deterioro cognitivo.
El efecto protector de la actividad física se produce especialmente si ésta es intensa. Así, de los 1.238 participantes en el estudio, que tenían entre 61 y 79 años, los que practicaban deportes como la natación o el tenis redujeron casi a la mitad sus probabilidades de padecer este tipo de lesiones cerebrales en comparación con los que no hacían ningún tipo de ejercicio (el 43% de los encuestados).
“Participar en actividades físicas de moderadas a intensas puede ser un componente muy importante en las estrategias de prevención dirigidas a reducir los infartos cerebrales subclínicos”, concluyen los autores del informe.
Este estudio forma parte de una amplia investigación, The Northern Manhattan Study, centrada desde hace casi 20 años en conocer más sobre los posibles factores de riesgo de los accidentes cerebrovasculares.
Pero el deporte no es sólo bueno como manera de prevenir enfermedades, también ayuda a tratar algunos trastornos como la diabetes tipo 2 y la apnea del sueño. Lo demuestra otro reciente estudio, esta vez del Washington, D.C. Veterans Affairs Medical Center, según el cual los hombres que sufren ambos trastornos podrían aumentar significativamente su esperanza de vida haciendo ejercicio de forma regular.
Fuentes: noscuidamos.com
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