ESTUDIAR EN LA TERCERA EDAD, ¡SÍ SE PUEDE!

viernes, 24 de junio de 2011 · Posted in

La tercera no es la vencida. Estudiar después de la jubilación brinda la oportunidad de adquirir nuevas destrezas y conocimientos, ayuda a ejercitar mente y cuerpo, y permite mejorar las relaciones sociales y autoestima. ¡Descubra las opciones que existen!

Hasta hace algunos unos años, cuando una persona se jubilaba era casi inevitable que su ánimo decayera, pues no encontraba muchas opciones para ejercitarse física o intelectualmente. Por ello, en la actualidad es excelente opción dedicarse a estudiar aquellos cursos de inglés que quedaron pendientes, aprender nuevas habilidades o terminar los estudios universitarios inconclusos.

Más que una cuestión de moda es una decisión de vida, ya que después de los 30 años se presenta paulatino deterioro de los órganos debido al proceso natural de envejecimiento. Un ejemplo de ello es que a los 60 años se han perdido en promedio 5 millones de neuronas e, incluso, el cerebro es más pequeño y pesa cerca de 100 gramos menos.


“Por todo esto, es vital que los adultos mayores mantengan un estímulo constante en su actividad, sobre todo para mantener la plasticidad cerebral que se encarga de realizar las arborizaciones dendríticas (interconexiones entre neuronas) por medio de estímulos continuos. El cerebro, como los músculos, se desarrolla más mientras más se ejercita”, señala el Dr. Juan Adolfo Basaldúa, médico internista geriatra y jefe de urgencias del Sanatorio Durango, en la Ciudad de México.

Así pues, la buena noticia es que, a pesar del detrimento neurológico, si los adultos mayores siguen ejercitándose a través de la lectura, memorización y aprendizaje de cosas nuevas, entre otras actividades, el deterioro no será tan severo.

“Por ejemplo, si se han tenido estudios previos como Medicina, ahora, en la tercera edad, se puede asistir a congresos y cursos; por su parte, si la persona se dedicó a la contabilidad, se puede actualizar en informática y ayudar en un despacho durante medio tiempo o por horas. Definitivamente, hay muchas más opciones para que el adulto mayor tenga dónde escoger: licenciaturas, diplomados, cursos o talleres”, asegura el Dr. Sergio Valdés, médico geriatra y Director de Gerontología del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), también en el Distrito Federal.

El entrevistado añade que, en cuanto al aspecto laboral, los adultos mayores que permanecen “en la jugada” tienen dos ventajas:

Se mantienen funcionales y útiles para ellos, su familia y la sociedad.
Transmiten su experiencia a las generaciones más jóvenes y fungen como maestros o guías.

En el aspecto físico, los adultos mayores pueden realizar actividades que alguna vez en su juventud practicaron, como danza, tenis, voleibol y basquetbol, entre otros, o dedicarse a sus hobbies o pasatiempos: canto, baile, música, teatro y muchos más.

“El adulto mayor no debe mantenerse ocioso; a excepción de aquellos casos en que haya demencias vasculares resultado de una lesión (microinfartos cerebrales) o con fondo genético como el Alzheimer, la persona de la tercera edad debe mantenerse en movimiento físico y mental”, asegura el Dr. Valdés.

Sencillos ejercicios para la mente
“Creo que cualquier actividad es buena para el adulto mayor, aunque ésta debe darse de acuerdo con su capacidad, gusto y conveniencia. Una de las más recomendadas es la gimnasia cerebral, que va desde la simple lectura de comprensión, hacer resúmenes, contestar crucigramas, saber los significados de las palabras o realizar acciones sencillas como cerrar los ojos y deambular por la casa (dependiendo de la capacidad del adulto), hasta tomar el cepillo de dientes o abrir la llave del agua con la mano izquierda si se es diestro o con la derecha si se es zurdo”, explica el Dr. Basaldúa.

Asimismo, es muy importante tener una buena reserva cerebral (agilidad mental) porque esto repercute en el aspecto psicomotriz (actividad conjunta del sistema nervioso y extremidades); no por nada se dice que “mente sana en cuerpo sano”. Además, cabe señalar que es fundamental ejercitar el cuerpo ya que mejora el flujo sanguíneo cerebral de toda persona.

Esfuerzos en plenitud
Afortunadamente se han generado esfuerzos interesantes para brindar espacios de desarrollo a los adultos mayores, como la creación, por parte de la delegación Benito Juárez del Distrito Federal, de la Universidad de la Tercera Edad. Su éxito ha sido tal que hay sobredemanda de sus cursos y talleres, pues “sólo” tiene capacidad para 1,500 personas. Como compensación, en la misma demarcación existen grupos de apoyo para las personas de la tercera edad, todo con la finalidad de permitirles ejercitarse.

La Universidad de la Tercera Edad tiene una amplia variedad educativa; por ejemplo, cuenta con cursos de introducción a la computación, paquetería básica e inglés en varios niveles; también cuenta con talleres de nutrición, actuación, gimnasia cerebral o diseño de modas, sin olvidar las clases de yoga, zumba o danza contemporánea.

“Por parte del Inapam existen centros culturales, clubes y Centros de Atención Integral (CAI), donde se imparten diferentes actividades como deportes, manualidades, idiomas y computación, entre otros. Además, hay pláticas de psicología donde se habla de autoestima, derechos humanos, socialización, salud, alimentación o higiene. De manera particular, en los CAI hay consulta médica (preventiva, curativa y rehabilitación) así como atención psicológica y legal”, explica el Dr. Sergio Valdés.

En pos de una cultura de la tercera edad
Ambos especialistas coinciden en que México carece de una cultura del envejecimiento, donde chicos y grandes respeten el valor y la experiencia del adulto mayor. “Sólo se ve la cultura del ‘viejismo’, esa que lo denigra y lo tacha de ‘estás viejo, no sabes’. Se necesita una cultura de la tercera edad donde haya una relación cordial intergeneracional y donde todos podamos hablar de un envejecimiento activo, saludable, participativo, con derechos y obligaciones”, apunta el Dr. Valdés.

Por su parte, el Dr. Basaldúa, que también se desempeña como médico adscrito al Hospital Adolfo López Mateos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en la Ciudad de México, añade que si bien los adultos mayores ahora pueden obtener títulos universitarios, diplomas o constancias, los cuales son muy importantes, lamentablemente, por falta de una cultura laboral, el título que obtiene un adulto mayor no siempre le retribuye en lo económico.

“Creo que además de la cultura de la tercera edad, hay que difundir desde niños en edad preescolar, y durante toda la vida, una cultura de la prevención adecuada, ya que si estuviéramos preparándonos continuamente para cada etapa de la vida, mejoraría nuestro nivel cultural, educativo y de salud en todo el país. Sería muy diferente respecto a nuestro panorama actual, en el que primero dejamos que nos dé alguna enfermedad para luego atendernos o cambiar nuestros hábitos, en vez de aplicar métodos preventivos”, puntualiza el Dr. Basaldúa.

Fuente: saludymedicinas.com

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