Prevenir accidentes

martes, 29 de marzo de 2011 · Posted in


Los principales accidentes domésticos son las caídas, por lo que habrá que tomar especiales medidas para evitarlos.

La cocina, baños y escaleras son los puntos más conflictivos y en los que más accidentes se producen.

Con la edad vamos sufriendo paulatinamente una merma en nuestras capacidades tanto físicas como de nuestros sentidos y reflejos, lo que lleva a un aumento potencial de la probabilidad de accidentes, tanto en el ámbito doméstico como en la vía pública.

Una adecuada prevención puede ayudarnos a evitar una gran cantidad de accidentes potencialmente peligrosos, ya que, después de una determinada edad, éstos pueden tener un efecto mucho más nocivo sobre la persona que los sufre.

La osteoporosis es un factor de riesgo asociado a la edad, que puede hacer que las consecuencias de nuestras caídas sean mucho más graves, ya que los huesos van volviéndose progresivamente más frágiles y por tanto las fracturas pueden ser más frecuentes y difíciles de tratar.

La prudencia debe guiar nuestros pasos en todo momento, pero además, es necesario reducir al máximo todas las situaciones de riesgo posibles.

En nuestra propia vivienda es por donde hay que empezar a adoptar sencillas medidas de seguridad que nos harán evitar accidentes peligrosos.

ALGUNOS CONSEJOS A TENER EN CUENTA

Los principales accidentes domésticos son las caídas, por lo que habrá que tomar especiales medidas para evitarlos. La cocina, baños y escaleras son los puntos más conflictivos y en los que más accidentes se producen.

Evitar lo suelos resbaladizos.
No abrillantar los suelos.
Las alfombras no deben resbalar. Para ello habrá que fijarlas al suelo.
El calzado debe proporcionar estabilidad y buen agarre. No andar en calcetines o medidas que puedan hacernos resbalar.
Ojo a los suelos mojados y a los líquidos derramados.
Atención a pequeños objetos tirados en el suelo.
Las bañeras y duchas son lugares especialmente peligrosos. Poner alfombrillas antideslizantes y asideros.
Tener siempre una iluminación adecuada, que ofrezca una visión clara de cualquier posible obstáculo.
Especial atención a las escaleras, bordillos o cualquier irregularidad en el suelo. Señalizar adecuadamente y dotar de elementos antideslizantes.
Utilizar barandillas, asideros o bastones siempre que se necesiten.
No hacer movimientos bruscos para evitar mareos; por ejemplo, al levantarse de la cama, incorporarse lentamente.
Todos los objetos de uso frecuente deben estar a la mano para evitar agacharnos excesivamente o tener que utilizar banquetas o escaleras.
Vistiéndonos sentados evitaremos pérdidas momentáneas de equilibrio y posibles caídas.
Evitar los cambios bruscos de temperatura y los ambientes cerrados, mal ventilados o demasiado resecos.
Prestar especial atención a las habitaciones con braseros, estufas, etc; en cualquier momento puede existir riesgo de intoxicación o incendio.

La vía pública también ofrece peligros que pueden reducirse sensiblemente:

Respetar siempre los semáforos y la señalización vial.
Cruzar siempre por los pasos de peatones.
Atención al subir y bajar a medios de transporte.
Esperar hasta la completa detención del vehículo y utilizar las barandillas.

La cocina es otra zona de la casa potencialmente peligrosa, en la que habrá que tener especial cuidado con:

Escapes de gas.
Fuegos que pueden prenderse fácilmente en las mangas anchas de una bata.
Líquidos hirvientes que pueden derramarse ocasionando graves quemaduras.
Salpicaduras de lejía u otras sustancias cáusticas.
Ingestión por error de cualquier producto tóxico.

En cuanto a los alimentos , hay que tener especial cuidado con los que se encuentren en mal estado, especialmente en épocas de calor. Un alimento puede estar en mal estado sin que se perciba ningún olor ni sabor especial.

Es muy importante mantener los alimentos en la nevera y respetar siempre las fechas de caducidad que nos apuntan los fabricantes y las instrucciones de conservación.

Al hacer deporte podemos estar aumentando las situaciones de riesgo, por lo que actuaremos siempre con prudencia, teniendo en cuenta algunas normas generales:

Evitar los desplazamientos muy rápidos.
Evitar movimientos bruscos y cambios frecuentes de dirección.
Evitar deportes de contacto o violentos.
Elegir terrenos llanos y bien iluminados.
Buscar amplitud, evitando aglomeraciones.
El calzado debe sujetar perfectamente el pie. La suela debe ser antideslizante.
Proteger las articulaciones de posibles impactos o choques.
Nunca llegar al agotamiento, porque el riesgo de lesiones aumenta. Realizar pausas frecuentes.

Fuente sabervivir.

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