Si la comunicación con estos pacientes es difícil, esto no significa necesariamente que el paciente está cansado o deprimido, o que algo funcione mal en su inteligencia.
El Parkinson podría socavar la habilidad de procesar el lenguaje, afirma la investigadora de la Universidad de Groningen, en Países Bajos, Katrien Colman, que ha hallado indicios de este problema en pacientes nacidos en Holanda.
La dopamina es un neurotransmisor cuya escasez genera no sólo los síntomas motores que se conocen asociados al Parkinson, sino que también afecta a las funciones ejecutivas del cerebro de estos pacientes, su habilidad para dirigirse en situaciones nuevas, diferentes a las de la rutina diaria.
Entre estos síntomas se incluyen las acciones sistemáticas, la capacidad de prever consecuencias y la flexibilidad para la resolución de problemas.
La investigación de Colman ha demostrado que el daño de las funciones ejecutivas que se produce con el Parkinson también afecta al procesamiento del lenguaje.
Este daño puede hacer que estos pacientes dejen de entender frases de construcción complicada y que, antes de llegar a su término, olviden el principio.
Los daños en la flexibilidad se traducen en que los pacientes presentan dificultades a la hora de cambiar de tema, incluso si hay una razón clara para hacerlo.
Los problemas con la habilidad para trabajar de forma estructurada significan que, para estos pacientes, se vuelve difícil construir frases gramaticalmente correctas.
Los problemas de procesamiento del lenguaje que presentan los pacientes con Parkinson son a veces comparables con aquellos que sufren los pacientes con afasia, a menudo de forma incorrecta.
La afasia, surgida por ejemplo como resultado de un infarto, puede afectar la habilidad gramatical en sí misma, lo que significa que el paciente deja de poder conjugar los verbos.
El paciente puede que entonces, por ejemplo, no pueda derivar el participio pasado 'caminado' a partir del infinitivo 'caminar'.
En los pacientes con Parkinson, esta habilidad gramatical específica no se ve afectada, pero sí se daña la función ejecutiva subyacente.
Así, el paciente es capaz, en principio, de derivar el participio pasado, pero en algunas situaciones no, porque no logre ver toda la sentencia al completo.
Esta investigación revela que los problemas de procesamiento del lenguaje de los pacientes con Parkinson necesitan de una seria atención pues, afirma Colman, si la comunicación es difícil.
Esto no significa necesariamente que el paciente está cansado o deprimido, que algo funcione mal en su inteligencia.
Se puede ayudar a estos pacientes comunicándose con ellos con frases simples, pero sería un error tratarlos como a niños.
Podemos ahorrar mucho sufrimiento a estos pacientes si aprendemos a entender mejor sus daños en el lenguaje y si desarrollamos vías adecuadas para comunicarnos con ellos.
Fuente salud.es
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