Es muy común que en los ancianos se presenten diferentes modos de depresión o decaimiento. Por lo general, son las personas adultas mayores la franja población que más se encuentra afectada por la depresión.
El problema se profundiza cuando sus familiares no logran captar el surgimiento de este padecimiento que sufre este ser querido, profundizando su estado depresivo.
Los ancianos son más predispuestos a prestar más atención en los síntomas físicos y dejar de lado los emocionales. El hecho de sufrir inconvenientes y hablar lentamente, o la falta de memoria, la menor capacidad para retener o entender ciertas cosas, como así también las desatenciones, son por lo general las causas por las que el anciano comienza a deprimirse.
Otros muchos casos se presentan cuando la pareja de toda la vida fallece. El viuda o viuda se encuentra después de muchos años sin su compañía de siempre.
Los síntomas que más se presentan a simple vista son la tristeza, desgano, llantos, ansiedad, depresión e irritabilidad, entre otros similares.
También en sus apreciaciones puede advertirse, como la falta de capacidad para estar placenteramente, dejar de lado las tareas habituales, sentirse inútil, sentir miedos irracionales, delirios.
Los más perceptibles son quizás las modificaciones en las conductas, como el cambio en los movimientos corporales, problemas de insomnio o desorden en las horas de sueño, pérdida del apetito, pérdida de peso, fatiga y falta de energías, el sentir preocupación por creer que posee alguna enfermedad de gravedad, etc.
Fuente: saludparamayores.com
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