Muchas personas creen que el sexo y la vejez no son compatibles. Sin embargo, estudios recientes demuestran lo contrario. ¿Qué crees tu?
Puede que ningún otro tema como el de la sexualidad en la vejez cause tanta incomodidad o rechazo entre la gente joven. La sola idea de que una persona mayor de 60 años exprese interés en el erotismo despierta calificativos peyorativos como “viejo verde” o “vieja sinvergüenza”, como si en esta sociedad existiera, de forma implícita, la regla de que los únicos que pueden disfrutar de una vida sexual plena son los jóvenes.
Sin embargo, estudios como el que recientemente publicó la Universidad de Chicago pueden ayudar a desmitificar este tema tabú. Luego de una encuesta que hizo esa institución educativa a 3.005 personas, de entre 57 y 85 años, el 73% manifestó tener una vida sexual activa.
Para el sexólogo caleño Octavio Giraldo, autor del libro Nuestras sexualidades. Sexología del género y la orientación sexual, uno de los mitos que se han tejido alrededor de este tema es la creencia de que a medida que nos hacemos más viejos la respuesta sexual y la falta de deseo se hacen más grandes.
Pero lo cierto, según el especialista, es que “la libido nos acompaña en todas las etapas de la vida y no existe un momento en el que este se pueda agotar. Lo que sí sucede en la vejez es que la práctica sexual se modifica, pues el cuerpo atraviesa distintos cambios”.
Una apreciación que complementa Virginia Palacios, neurosicóloga y docente de la Universidad Católica: “Si bien es cierto que la práctica sexual cambia con los años, por los frecuentes cambios fisiológicos que acompañan el proceso del envejecimiento, ésta no desaparece. Por el contrario, el deseo, la necesidad de caricias, de contacto corporal, de sentirse querido, de amarse, en definitiva, permanece a lo largo de toda nuestra vida, y esa también es una forma de práctica sexual y no exclusivamente el coito”.
Sin embargo, algunos viejos ven la sexualidad como algo pecaminoso o que no está hecho para ellos, pues relacionan el sexo con la idea religiosa de que está hecho para procrear y no para expresarse afectivamente. Además de esto, muchos sienten miedo a la hora de tener relaciones sexuales, pues temen sufrir alguna lesión o no poder responder adecuadamente.
Sobre lo que Giraldo anota: “El temor de no lograr una buena ejecución o respuesta sexual (erección, eyaculación ‘normal’, lubricación) proviene más de los mitos populares o de la publicidad no veraz sobre la frecuencia de la disfunción eréctil”.
Sólo habría que ver los estudios recientes acerca de la vida sexual de las mujeres que ya han llegado a la menopausia, que proponen que esta es la mejor etapa para la actividad sexual, pues se pierden los temores a un embarazo y se experimenta la sexualidad de una manera más plena.
Así mismo, existen varios testimonios, como el de Eduardo Zuluaga, un ingeniero retirado de 64 años que hoy día dirige la fundación Amigos de la verdad, que manifiestan un cambio de perspectiva frente a estos miedos y prejuicios: “Yo creo que el sexo más maravilloso se tiene en la vejez. Los hombres jóvenes cargan muchas inseguridades y preconceptos mentales encima. Además, mientras la edad avanza, se tiene menos urgencia frente a la relación sexual y se puede experimentar un encuentro en donde se es más consciente de las necesidades de la pareja”.
Por traído de los cabellos que parezca, se puede gozar de una plenitud sexual en la vejez, pero para esto es fundamental dejar los prejuicios a un lado.
Fuente revistafucsia.com
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